De cara al inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador al frente de México, todavía existen diversas dudas en torno a su sexenio y algunas de sus propuestas que podrían llevarse a cabo, en especial dentro del campo de salud porque es uno de los más importantes y su impacto afecta a todo el país.
Acerca del tema, desde los debates presidenciales, López Obrador mencionó su intensión de crear un sistema único de salud en el que se uniera el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Seguro Popular y Petróleos Mexicanos (Pemex), lo cual no es novedad porque desde hace dos décadas se ha planteado la posibilidad de hacerlo, aunque jamás se ha llevado a cabo.
Proyecto latente
Ahora, Armando Mansilla, presidente de la Academia Nacional de Medicina de México (ANMM), declaró que nuestro país sí está en posibilidades de hacerlo como un primera paso para alcanzar la universalización de la salud, aunque con algunos cambios con respecto a lo planteado por el presidente electo.
Lo que nosotros tenemos contemplado es un proyecto en el que se unifiquen los servicios del primer nivel de atención médica (IMSS, ISSSTE y Pemex) que se refiere a la atención de primera mano que reciben los pacientes en consultorios, policlínicas y centros de salud, en donde se atiende el 85 por ciento de las demandas de servicios médicos. A su vez, la Secretaría de Salud absorbería al Seguro Popular y los servicios estatales de salud.
Otro punto que mencionó Mansilla fue que, en el caso de las Fuerzas Armadas, todos los hospitales y servicios de salud de la Marina y del Ejército se agrupen en un solo mando castrense.
Requisitos para lograrlo
De esta manera, de acuerdo con la propuesta de la ANMM, la atención sanitaria en México quedaría dividida en 3 grupos: los servicios médicos de las Fuerzas Armadas y Navales; Servicio Médico de la población derechohabiente y Servicios Asistenciales de la Secretaría de Salud.
Sin duda se trata de una idea bastante ambiciosa, pero no es suficiente con una buena voluntad porque para llevarla a cabo, además de una voluntad política, también se requeriría de un aumento del presupuesto de salud, una reestructuración de la SSa y reformas a las leyes de Salud, ISSSTE, IMSS e Institutos de Salud.