La tuberculosis (TB) sigue siendo un importante problema de salud pública en México, a pesar de los esfuerzos continuos para controlar y reducir su incidencia. Esta enfermedad infecciosa, causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, afecta principalmente a los pulmones, aunque puede atacar otras partes del cuerpo. A pesar de los avances en la medicina y la implementación de programas de control, la TB sigue presente, particularmente entre las poblaciones más vulnerables del país.
Las cifras de tuberculosis han descendido respecto a años anteriores
En 2023, la tasa de incidencia de tuberculosis en México se estimó en alrededor de 16 casos por cada 100,000 habitantes, lo que representa una ligera disminución en comparación con años anteriores. Sin embargo, estas cifras pueden estar subestimadas debido a la falta de diagnóstico en algunas regiones, especialmente en áreas rurales y marginadas donde el acceso a los servicios de salud es limitado.
La tuberculosis es más prevalente en grupos que viven en condiciones de pobreza, hacinamiento, y con acceso limitado a servicios de salud, como las comunidades indígenas y las personas que viven con VIH/SIDA. La coinfección de TB y VIH es un desafío significativo, ya que las personas inmunodeprimidas son más susceptibles a desarrollar formas activas de la tuberculosis.
El Programa Nacional de Tuberculosis, administrado por la Secretaría de Salud, ha sido fundamental en la lucha contra la enfermedad. Este programa se enfoca en la detección temprana, el tratamiento efectivo y la prevención de la transmisión. El tratamiento de la tuberculosis en México sigue el régimen estándar de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que incluye una combinación de antibióticos durante un período de seis meses. Sin embargo, la aparición de tuberculosis multirresistente (MDR-TB) ha complicado los esfuerzos de control, requiriendo tratamientos más prolongados y costosos.
Aún existe estigmatización social frente a la enfermedad
Otro reto es la estigmatización social asociada con la tuberculosis, que a menudo lleva a que las personas eviten buscar atención médica por miedo a la discriminación. Esto, a su vez, contribuye a la propagación de la enfermedad y a la dificultad de su control.
Aunque México ha logrado avances en la reducción de la incidencia de la enfermedad, sigue siendo un desafío significativo, especialmente entre las poblaciones más vulnerables. Es crucial continuar fortaleciendo los programas de prevención y tratamiento, mejorar el acceso a los servicios de salud, y abordar los factores sociales que perpetúan la transmisión de la tuberculosis en el país.