A lo largo de la historia son muchas las personas que han luchado para lograr cambios. Algunos nombres son recordados por la mayoría pero también hay otros que permanecen en el anonimato para una gran parte de la población. Dentro de este segundo rubro se encuentra uno muy importante que todos los profesionales de la salud deben conocer. Se trata de la primera doctora profesional de la historia. Lo más sorprendente es que ocurrió hace relativamente poco, lo que demuestra los prejuicios que han existido dentro del área médica.
Historias de inspiración para todas las mujeres del mundo
En este caso, la mentalidad que durante siglos ha prevalecido es que el hombre debe trabajar y las mujeres solo se deben dedicar al hogar. Se piensa que sus únicas labores son tener hijos y hacer todas las labores de la casa como cocinar y barrer. Lo más alarmante es que en pleno 2022 todavía hay personas que mantienen esta postura que afecta el desarrollo de cualquier sociedad.
Ahora bien, en el pasado era todavía peor porque las mujeres no tenían la posibilidad de estudiar de forma profesional. Durante siglos se les prohibió acudir a las universidades con el argumento de que no necesitaban prepararse. Y cuando se les permitía era para carreras relacionadas con lo “femenino” como costura y confección.
Contra todo eso tuvo que combatir Elizabeth Blackwell, quien nació en 1821 en el Reino Unido aunque la mayoría de su vida transcurrió en Estados Unidos. Desde muy joven demostró buenas capacidades para el estudio y se convirtió en una de las mejores de su clase. En ese entonces se pensaba que las mujeres solo debían estudiar hasta la preparatoria y después buscarse a un hombre para casarse pero ella pensaba diferente.
Su idea fue la de ayudar a los demás y como consecuencia de las constantes guerras vio que había muchos enfermos a su alrededor. Eso la llevó a buscar una manera para ayudar a los demás y la respuesta fue sencilla pero muy complicada: estudiar Medicina.
El problema fue que todas las universidades a las que se postuló la rechazaron por un motivo muy simple: ser mujer. En ese entonces todos los médicos eran hombres porque se pensaba que era una profesión “masculina”.
Finalmente, la Geneva Medical College fue la única escuela en la que fue aceptada para ingresar a estudiar Medicina. Pero el reto mayor no es empezar sino concluir. Con esto en mente, el 11 de febrero de 1849 Elizabeth Blackwell recibió el título con el que se convirtió en la primera doctora profesional en el mundo. Aunque tal vez hoy parezca algo ordinario, para la época que vivió se convirtió en una verdadera hazaña. Aunque tal vez sin proponérselo, fue la responsable de abrir el camino para que millones de niñas y adolescentes pudieran dedicarse a la Medicina sin prejuicios.
Su papel es tan importante que el 11 de febrero, fecha de su nacimiento, fue designado como el Día de la Mujer Médica. Aunque en realidad en cualquier época del año se puede y se debe reconocer a las personas que luchan contra los prejuicios y se dedican a la ciencia.
¿Y quién fue la primera doctora mexicana?
Después de analizar el panorama mundial ahora es momento de ver lo que ha ocurrido en nuestro país. En este caso, Matilde Montoya Lafraga es considerada la primera doctora mexicana. Fue en 1887 cuando fue declarada Médica de cirugía y obstetricia por la Facultad de Medicina de México. De esta forma hizo historia y abrió el camino para todas las mujeres de nuestro país. Sin duda se trata de un ejemplo de honor y respeto en México.