Quedarse sin agua, es una amenaza latente para la población mundial, que se ve abocada a moverse dentro de un panorama poco alentador, compuesto por el crecimiento de las grandes urbes, el aumento de las superficies de regadío, la contaminación ambiental y el precio fluctuante de los recursos hídricos en la bolsa de valores.
En los últimos años, el estrés hídrico ha estado en aumento, creando un halo de incertidumbre, donde la salud pública es la primera en verse afectada por el riesgo de contraer enfermedades, detener el progreso y menospreciar el bienestar de los pueblos. Por tanto, las organizaciones internacionales hacen un llamado para cuidar las vertientes y establecer programas que sensibilicen a la población.
Cuidar las fuentes hídricas beneficia la salud de los pueblos
El crecimiento de la población y las variables meteorológicas que se generan por la falta de cuidado de la naturaleza y los recursos hídricos, ha puesto al mundo en una posición incómoda. Indicando el nivel de vulnerabilidad de los países con respecto al estrés hídrico. Donde Canadá y Brasil, se encuentran en un bajo nivel de riesgo. Venezuela y Perú, en un nivel medio. México y Chile en un nivel alto, convirtiéndose en los de mayor riesgo en Latinoamérica. Mientras con un nivel extremo superior al 80% de quedarse sin agua en poco tiempo, India y algunos países Africanos (IEP, 2020)
México, se enfrenta desde hace algunos años a un desabastecimiento escalonado, donde parte de la población solo tienen acceso al agua del grifo por poco tiempo durante el día. Además, afronta una sobreexplotación de los mantos acuíferos, falta de control sobre las concesiones y problemas de sequía, que obliga al gobierno, a importar parte del agua que abastece a los mexicanos. Al mismo tiempo que, expone a los conciudadanos a grandes problemas de salud pública, debido a la proliferación de infecciones y la disminución de niveles de salubridad. (UNAM, 2018)
El agua es de vital importancia para la vida en todos los ecosistemas, por tanto, quedarse sin este valioso recurso se convierte en un verdadero reto de sostenibilidad para el mundo. Sobre todo, cuando los datos estadísticos pronostican que dos terceras partes de la población mundial en el 2025, vivirán en países con estrés hídrico, provocando un desabastecimiento alimentario y el predominio de patologías incapacitantes, que minimizan la calidad de vida del individuo. (FAO, 2019).
El crecimiento de la agricultura, los cambios climáticos, la mala administración de desperdicios, la perdida de alimentos y el manejo ineficiente de los sistemas alimentarios, hacen que los recursos hídricos se vean amenazados. Por ello, las instituciones encargadas de proteger el medio ambiente y sus recursos, buscan promover que la utilización del agua para los cultivos sea más eficiente, además de implementar nuevas tecnologías o mecanismos para enfrentar los diversos cambios climáticos, cuidando el medio ambiente.
Quedarse sin agua, es un retroceso para una sociedad que se enorgullece de vivir una época de descubrimientos científicos y tecnología. Por consiguiente, es necesario tomar conciencia sobre la importancia de este recurso desde cada uno de los hogares, de tal forma que se irradie en toda la sociedad y los gobiernos puedan llevar a cabo planes de acción en forma eficiente.