El balón gástrico, un procedimiento no quirúrgico diseñado para ayudar en la pérdida de peso, ha ganado popularidad como una opción efectiva para quienes buscan abordar la obesidad o el sobrepeso. Aquí exploramos algunas de las ventajas clave asociadas con la colocación de este en el proceso de pérdida de peso.
En primer lugar, una de las principales ventajas del balón gástrico es su naturaleza no quirúrgica. A diferencia de los procedimientos bariátricos más invasivos, como el bypass gástrico o la banda gástrica, la colocación del balón gástrico no implica incisiones ni suturas. Este enfoque menos invasivo significa un tiempo de recuperación más rápido y menos riesgos asociados.
La colocación del balón gástrico se realiza en menos de una hora
La colocación del balón gástrico es un procedimiento ambulatorio que generalmente se realiza en menos de una hora. Los pacientes pueden regresar a sus actividades normales después de un breve período de observación, lo que lo convierte en una opción atractiva para aquellos que buscan minimizar la interrupción en sus vidas diarias.
El balón gástrico actúa como una herramienta de pérdida de peso al ocupar espacio en el estómago, lo que reduce la capacidad para ingerir grandes cantidades de alimentos. Esto lleva a una disminución en la ingesta calórica y, por ende, a la pérdida de peso. Además, al ocupar espacio en el estómago, el balón gástrico también puede generar una sensación de saciedad, lo que ayuda a los pacientes a controlar sus hábitos alimenticios y a adoptar patrones más saludables.
Después de seis meses a un año, se retira
Otra ventaja del balón es que es temporal y reversible. Después de un período generalmente de seis meses a un año, el balón se retira. Durante este tiempo, los pacientes pueden aprender hábitos alimenticios más saludables y recibir orientación para mantener la pérdida de peso después de la extracción del balón.
Es importante destacar que, aunque el balón gástrico puede ser una herramienta eficaz para la pérdida de peso, el éxito a largo plazo depende en gran medida de la adopción de un estilo de vida saludable, incluyendo una dieta equilibrada y la incorporación de actividad física regular. Antes de optar por cualquier procedimiento, es esencial consultar a un profesional de la salud para determinar la opción más adecuada y segura para las necesidades individuales de cada persona.