La retinosis pigmentaria (RP) es un grupo de trastornos oculares hereditarios que afectan la retina, el tejido sensible a la luz ubicado en la parte posterior del ojo. Esta condición causa una degeneración progresiva de las células fotorreceptoras de la retina, especialmente los bastones y los conos, lo que afecta la visión. La retinosis pigmentaria es una enfermedad degenerativa y, aunque varía en su severidad, a menudo conduce a una pérdida significativa de la visión o incluso a la ceguera.
Síntomas principales de la retinosis pigmentaria
Los síntomas de la retinosis pigmentaria suelen aparecer de manera gradual. Uno de los primeros signos es la ceguera nocturna, que es la dificultad para ver en condiciones de poca luz o de noche. Esto ocurre porque los bastones, las células responsables de la visión en entornos oscuros, son las primeras en ser afectadas.
A medida que la enfermedad avanza, las personas con RP experimentan una reducción del campo visual, también conocida como visión de “túnel”. Esto significa que pierden la visión periférica, lo que puede dificultar actividades cotidianas como conducir, caminar o reconocer objetos a los lados de su campo visual.
Con el tiempo, la visión central también puede verse afectada debido a la degeneración de los conos, las células que permiten la visión en color y en condiciones de luz brillante. En los casos más avanzados, la pérdida de la visión central puede dificultar la lectura y el reconocimiento de rostros.
Causas
La retinosis pigmentaria es una enfermedad genética y se hereda de los padres. Existen diferentes formas de herencia, incluidas la autosómica dominante, autosómica recesiva y ligada al cromosoma X. Las mutaciones en varios genes específicos pueden provocar RP, y estos genes están relacionados con la función y el mantenimiento de las células de la retina.
Tratamiento de la retinosis pigmentaria
No existe una cura para la retinosis pigmentaria, pero hay enfoques que pueden ralentizar el progreso de la enfermedad o mejorar la calidad de vida. El uso de dispositivos de ayuda visual, suplementos de vitamina A (en algunos casos) y terapias génicas experimentales son opciones que se están explorando para ayudar a quienes padecen RP.
La retinosis pigmentaria es una enfermedad progresiva que puede afectar significativamente la visión con el tiempo. Aunque no tiene cura, el diagnóstico temprano y el seguimiento adecuado pueden ayudar a las personas a adaptarse mejor a los cambios visuales y preservar la mayor cantidad de visión posible.