La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica que afecta principalmente las articulaciones, causando inflamación, dolor, rigidez y, con el tiempo, daños irreversibles en las articulaciones afectadas. A diferencia de otras formas de artritis que se desarrollan con el desgaste natural de las articulaciones, esta ocurre cuando el sistema inmunológico ataca por error el tejido sinovial, que es la membrana que recubre las articulaciones.
¿Cómo se desarrolla?
La AR generalmente afecta múltiples articulaciones de forma simétrica, es decir, en ambos lados del cuerpo, como las manos, muñecas, rodillas y pies. La inflamación en la sinovia, que recubre la articulación, causa que se engrose y, con el tiempo, dañe el cartílago y el hueso de la articulación. Este daño articular es progresivo y puede llevar a la pérdida de la función en las articulaciones afectadas si no se trata adecuadamente.
Síntomas de la artritis reumatoide
Los síntomas de la artritis reumatoide pueden variar en intensidad y van desde leves hasta severos. Los síntomas más comunes incluyen dolor en las articulaciones, rigidez, especialmente al despertar o después de períodos de inactividad, hinchazón y enrojecimiento. La fatiga y la fiebre leve también son comunes en las personas con AR, ya que el cuerpo responde a la inflamación en curso. En algunos casos, la AR puede afectar otros sistemas del cuerpo, como los pulmones, el corazón y los ojos.
Causas y factores de riesgo
Las causas exactas de la artritis reumatoide aún no se conocen, pero se cree que factores genéticos y ambientales juegan un papel importante. Las mujeres son más propensas a desarrollar esta enfermedad que los hombres, y otros factores de riesgo incluyen antecedentes familiares de AR, el tabaquismo y ciertos factores hormonales.
Tratamiento de la artritis reumatoide
Aunque no existe una cura para la artritis reumatoide, el tratamiento temprano y continuo puede ayudar a controlar los síntomas y prevenir daños en las articulaciones. El tratamiento incluye medicamentos antiinflamatorios, corticosteroides y medicamentos modificadores de la enfermedad, como los DMARD y los biológicos. Además, la fisioterapia y el ejercicio supervisado son importantes para mantener la movilidad y fortalecer las articulaciones.
La artritis reumatoide es una enfermedad crónica que impacta significativamente la calidad de vida de quienes la padecen. Con un tratamiento adecuado y un manejo integral, las personas con AR pueden llevar una vida activa y minimizar el impacto de la enfermedad en sus actividades diarias.