Según el glosario de La Cruz Roja, la automedicación puede definirse como la autoadministración de un medicamento sin la prescripción de un médico, y sin la vigilancia de uno. Por lo tanto, si tomamos el concepto de forma literal, podríamos inferir que los médicos no se automedican, pero nada más lejos de la realidad.
La automedicación es una práctica común en países latinoamericanos debido a las deficiencias que presentan los sistemas de salud. Es común que personas de todos los grupos sociales se automediquen diariamente, y en el caso particular del gremio médico, esta práctica inicia en los tiempos de estudiante, cuando se comienzan a adquirir los conocimientos básicos de farmacología.
Si bien es cierto que, los médicos están al tanto de las interacciones medicamentosas y contraindicaciones de los fármacos, nadie está exento de las reacciones adversas a los medicamentos. Y este, precisamente, es uno de los principales problemas que enfrentan los galenos al automedicarse. Pero todos sabemos que no todos los fármacos tienen los mismos efectos, por lo que es necesario abordar el tema desde diferentes puntos de vista.
Por ejemplo, el uso de AINES, antiácidos, relajantes musculares, antitusígenos y antihistamínicos está tan extendido en la población general, que difícilmente un médico podría no utilizar estos fármacos de requerirse. El panorama es muy distinto cuando de antibióticos, opioides, benzodiacepinas y estimulantes se trata.
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Antibióticos
Es usual que los médicos se auto administren antibióticos de amplio espectro para tratar infecciones sin determinar el agente etiológico. Lo cual es una práctica riesgosa e irresponsable, pues está directamente relacionada a la resistencia a antimicrobianos, que según la OMS es una de las principales amenazas a la salud pública que enfrenta la humanidad.
Opioides
Los derivados del opio como la morfina y el fentanilo, son medicamentos muy eficaces para el alivio del dolor. El principal problema es que producen tolerancia y dependencia; es decir, se necesitan dosis cada vez más fuertes y en un menor período de tiempo para conseguir los efectos deseados. Pero la sobredosificación puede inducir coma e incluso la muerte por depresión respiratoria.
Benzodiacepinas y barbitúricos
A pesar de que resultan muy útiles para tratar trastornos del sueño y ansiedad que sufren muchos médicos, causados por las extensas guardias y el nivel de estrés de los servicios de emergencia; tienen gran cantidad de efectos adversos, además de generar tolerancia y dependencia farmacológica.
Estimulantes El abuso de sustancias estimulantes para mantener el estado de alerta durante las guardias es un problema común en el gremio médico, dado el fácil acceso y la cualidad adictiva de estos fármacos.
Otros tratamientos
En el caso de los tratamientos para la hipertensión, diabetes y problemas hormonales, lo usual es que no se revisen periódicamente las dosis, o se hagan ajustes sin consultar con el colega tratante.
¿Pueden los médicos automedicarse?
Dependiendo de la patología y tipo de fármaco del que estemos hablando, un médico podría automedicarse. Sin embargo, es recomendable que se asesore con un colega amigo y que sea él quien recete la medicación para evitar el sesgo diagnóstico, la sobremedicación y otros errores de tratamiento que pudieran tener repercusiones en la salud.
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