- El tabaquismo está relacionado con más de ocho millones de decesos anuales.
- La exposición al humo del tabaco ajeno provoca 1.2 millones de muertes al año.
- Los cigarros están catalogados dentro de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como de más de 20 tipos o subtipos diferentes de cáncer y muchas otras enfermedades debilitantes.
La salud es el bien más preciado que existe y por lo tanto es el rubro que más debe cuidar una persona. El problema es que no todas le prestan la atención suficiente e incluso desarrollan adicciones que afectan su presente y ponen en riesgo su futuro. Dentro de las más graves se encuentra el tabaquismo por su relación con una amplia variedad de enfermedades y padecimientos.
De igual forma, uno de los inconvenientes del tabaco es la severa dependencia que genera en los consumidores. Cuando se empieza en este hábito es muy complicado abandonarlo. La adicción se prolonga por años sin importar todos los efectos adversos.
Gran parte de la culpa es de la nicotina, contenida en el tabaco y la cual es sumamente adictiva. Mientras que los cigarros están catalogados dentro de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como de más de 20 tipos o subtipos diferentes de cáncer y muchas otras enfermedades debilitantes.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que cada año se registran más de ocho millones de defunciones relacionadas con el consumo de tabaco. Se trata de un severo problema global para el que se necesita diseñar más estrategias para lograr revertir el problema.
Asimismo, el tabaco puede ser mortífero para los no fumadores. La exposición al humo del tabaco ajeno también guarda relación con resultados de salud adversos, y provoca anualmente 1.2 millones de defunciones. Casi la mitad de todos los niños respiran aire contaminado por humo de tabaco y cada año fallecen 65 mil niños por enfermedades relacionadas con el humo de tabaco ajeno.
A partir de lo anterior, el Dr. Patrick Bigaouette, psiquiatra del Sistema de Salud de Mayo Clinic en Mankato, Minnesota, elaboró una guía de apoyo a los pacientes. Más allá de simplemente decir “deje de fumar” se enfocó en diversos rubros para combatir esta adicción.
En primer lugar, menciona que la nicotina estimula la idea de recompensa en el cerebro y hace que se libere dopamina, lo que provoca una buena sensación. Con el tiempo se comienzan a ansiar las sensaciones que se obtienen con la nicotina, y eso se empieza a sentir normal. Cuando el organismo no tiene nicotina, entra en abstinencia.
Por lo tanto, cuando una persona alcanza el punto en el que los efectos perjudiciales superan los que se obtienen por fumar y se reconoce el control de la nicotina sobre la vida cotidiana, significa que el paciente está listo para cambiar. Sin embargo, esta decisión debe ser personal. Es un compromiso que se debe hacer con uno mismo y no con alguien más. De esta forma se logra el primer paso y se está listo para avanzar.
Liberarse del tabaco es un proceso. Desarrollar un plan para dejarlo puede ayudarlo a prepararse y mantener una decisión.
Elementos de un plan exitoso para dejar de fumar
Comprométase a dejar de fumar
Cuéntele a sus familiares, amigos, seres queridos y aquellas personas que sean parte de su sistema de apoyo.
Elija una fecha
Sea realista y tome tiempo para poner su plan en marcha.
Forme un sistema de apoyo
Puede buscar a otra persona que deje de fumar con usted, unirse a una red social o un grupo de apoyo en línea o buscar asesoramiento para que lo ayude a afrontar los desencadenantes, la abstinencia y los desafíos emocionales.
Conozca sus desencadenantes
Quizá sea manejar en el auto, hacer una actividad específica o el estrés. Piense cómo manejará sus desencadenantes o cómo los evitará por completo.
Considere los antojos
Piense ideas sobre cómo manejará los antojos y tratará los síntomas de abstinencia. Tenga refrigerios saludables a mano, practique la atención plena, haga una caminata o envíe un mensaje de texto a una persona de apoyo.
Piense en ayudas saludables
Estas pueden ser una terapia de reemplazo de nicotina, como parches, goma de mascar, pastillas o un inhalador, o medicamentos que contengan bupropión o vareniclina.
Trabaje sobre la desmotivación
Cuando las personas están intentando dejar de fumar, si tienen una recaída, suelen pensar lo peor: “Soy un fracaso. Lo arruiné”. Esos pensamientos pueden dar lugar a la ansiedad, que puede hacer que regrese a su técnica habitual de afrontamiento: fumar.
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