Durante el nuevo milenio se ha detectado que 34 millones de personas padecen de fibrilación auricular en todo el mundo (1.3 millones en México). A pesar de no tratarse de una condición mortal por sí misma, al ser la arritmia más común es también una fuente común de embolias, enfermedades vasculares cerebrales y fallos cardíacos.
Al respecto Gerardo Rodríguez Díez, vocal de electrofisiología del Colegio Mexicano de Cardiología, afirmó que la incidencia de la fibrilación auricular ha aumentado paulatinamente en todo el mundo. En el caso específico de América del Norte, el especialista considera que la presencia de este padecimiento se duplicará a lo largo de los próximos 30 años, destacando la importancia de contar con un diagnóstico oportuno que permita la aplicación temprana de tratamientos invasivos, la mejor forma de mejorar la calidad de vida de los pacientes.
¿Cómo recuperamos el ritmo normal de los pacientes? Primero se dan antiarrítmicos […], ésa es la etapa inicial, pero en la mayoría de las personas vemos que tenemos que escalar a otro tratamiento, el invasivo. Si nosotros comparamos cualquier medicamento contra un procedimiento quirúrgico, resulta que a largo plazo es mucho mejor éste último para mantener el ritmo sinusal la mayor parte del tiempo. Incluso, muchas veces se complementa la operación con fármacos.
Por otra parte, Rodríguez Díez afirmó que existen dos tipos de cirugías para tratar la fibrilación auricular, siendo el objetivo de ambas quemar el tejido del corazón que envía las señales donde se propicia el ritmo cardiaco irregular. En una, se utiliza la ablación con calor para manualmente desactivar las regiones problemáticas punto por punto, mientras que un tipo de ablación criogénica desarrollada por Medtronic utiliza un globo de nitrógeno para quemar con frío una región entera rápidamente.
Aunque afirmó que esta terapia está contemplada en múltiples sistemas de seguro médico privados y públicos, el experto en electrofisiología destacó que estas terapias de frío deben aplicarse una o dos veces cada cinco años para mantener la fibrilación auricular controlada. Como se trata de un procedimiento relativamente nuevo, apenas se ha llevado a cabo 500 veces en los últimos cuatro años, aunque casi la mitad corresponden al 2018.