Ya desde 2017, el Programa de Inclusión Social Prospera era reconocido por sus logros. Hace 2 años, se reconocía la labor de la entonces Secretaría de Desarrollo Social dentro del proyecto. Sin embargo, la actual administración federal consideró que la iniciativa no era la ideal. Por ello, tras un cambio de reglas de operación, se limitará significativamente su capacidad de operación.
Específicamente, Prospera dejará de ser un programa de inclusión extenso. Ahora, su foco estará en el apoyo a la educación básica. Eso quiere decir que sus áreas de salud, inclusión productiva y alimentación dejarán de existir. Expertos entrevistados por Animal Político afirmaron que esto podría “dejar al Estado sin la posibilidad de incidir de forma integral en las familias beneficiarias”.
Prospera: con fallas, pero también con aciertos
A partir del 28 de febrero, cuando se publicaron las nuevas reglas de operación de Prospera, el programa es solo una iniciativa de estímulos para la educación básica. En salud, significa que dejarán de impulsarse la prevención de enfermedades y el acceso a servicios médicos. Guillermo Cejudo, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), reconoció que tenía fallas. Pero estas nuevas acciones podrían dispersar la ayuda sistemática a los hogares mexicanos.
Eso es lo que se pierde ahora que se vuelve un programa de becas. Seguramente habrá políticas en salud, alimentación. Pero ya no existirá la certeza de que en un mismo hogar se estarán recibiendo todos los apoyos necesarios. Hay muchas críticas a Prospera, muchas legítimas. Sin embargo, también hay evaluaciones donde se documentó que el programa tenía un impacto. Lograba transformar las decisiones de gasto y los comportamientos de los beneficiarios.
Alejandra Macías, directora de investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), criticó el enfoque de la nueva administración con los programas sociales. Apuntó que existe la tendencia de, si no sirve un programa al 100 por ciento, se debe hacer otra cosa. Señaló que, en sus 22 años de operación, Prospera tuvo cierto grado de éxito e incluso fue replicado en países como Brasil. Señaló que la solución no era desmantelarlo.