La pobreza y las tensiones que ésta causa pueden influir negativamente en el desarrollo mental de niños más desfavorecidos al incrementar problemas de conducta y dificultades de aprendizaje, lo que ha motivado a especialistas como Adriana Weisleder y Alan Mendelsohn del Centro Médico de NYU a atender el desarrollo del infante en lugar de enfocarse en los trastornos. Para ello, decidieron trabajar con padres de familia de bajos recursos que asistían con sus bebés y/o niños pequeños al servicio de pediatría, donde lograron reducir obstáculos para el aprendizaje, tales como hiperactividad y déficit de atención.
Para realizar su proyecto reclutaron a mamás con recién nacidos a quienes dividieron en tres grupos: uno recibió la atención pediátrica estándar, con algunos consejos básicos sobre lectura para niños; otro llevó libros, juguetes y folletos informativos a casa, y finalmente uno más trabajó con un coach pediátrico que atendió a los niños en sesiones de 30 minutos antes o después de pasar a sus consultas. El especialista grabó durante unos minutos a cada mamá durante los momentos de lectura o juego, asimismo, se acerco de manera individual a ellas para hablar de las cosas positivas que hicieron con sus respectivos hijos.
Luego de 3 años, los hijos de las familias que participaron en las grabaciones de video mostraron mejor capacidad para regular la conducta, concentrarse y cooperar con otros niños, esto en comparación con el resto de los infantes. Así, los resultados muestran que una forma relativamente barata de intervención podría ayudar a mejorar la conducta de los pequeños en familias a las que suele ser difícil acceder porque los padres tienen varios trabajos o sus teléfonos no funcionan.
En Estados Unidos las visitas domiciliarias son importante recurso para garantizar la salud de los niños, pero sólo llegan a uno o tres por ciento de las familias que las requieren, además, proporcionar este tipo de formación del comportamiento suele costar anualmente entre mil quinientos y 10 mil dólares por niño dependiendo del modelo que se siga, por lo que el programa de video representa una gran ventaja al costar cerca de 200 dólares.
Este método ayudaría a evitar que las interacciones negativas entre padres e hijos se convirtieran en círculo vicioso al centrarse en los aspectos positivos de la conducta infantil y, de esta forma, se le ayudaría a los niños a regular su comportamiento.