Pese a que se podría pensar que los problemas dentro de las organizaciones sanitarias sólo suceden en país subdesarrollados, la realidad es que ninguno se encuentra exento de padecer inconvenientes que molestan tanto a los pacientes como a los propios médicos y justo eso es lo que está sucediendo actualmente en el Reino Unido porque Theresa May, quien encabeza el gobierno del país, tuvo que admitir que el Servicio Nacional Sanitario (NHS, por sus siglas en inglés) se encuentra al borde del colapso.
El principal factor que ha llevado al sistema de salud británico a enfrentar una de las crisis más grandes de su historia ha sido el crido invierno del año pasado, el cual ha provocado una cantidad de enfermos que ha resultado incontenible para el gobierno.
Para tener una idea clara del problema, tan sólo durante la última semana de 2017 se contabilizaron 16 mil 900 pacientes que tuvieron que esperar dentro de ambulancias en los estacionamientos de los hospitales debido a que los consultorios se encontraban saturados e inclusive los médicos tuvieron que colocar algunas camillas en los pasillos para lograr atender a más pacientes en cada unidad de salud.
De igual forma, a raíz de la crisis en materia de salud que enfrenta el país fue que el año pasado se propuso excluir el paracetamol y otros medicamentos de autocuidado del esquema de recetas médicas del NHS, con lo cual se piensa que el gobierno ahorraría 190 millones de libras cada año.
En ese mismo sentido, se menciona que con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, uno de los sectores más perjudicados ha sido el sanitario por toda la incertidumbre que ha causado la decisión y el éxodo de médicos ingleses que ha optado por abandonar su país y laborar en otras naciones.