Tradicionalmente, la educación formal se ha centrado en el desarrollo cognitivo de los estudiantes menospreciando aspectos como los emocionales. Investigaciones recientes en el campo de la neurociencia están demostrando que las emociones son imprescindibles en los procesos de razonamiento y toma de decisiones, constituyen la base de la curiosidad y la atención y, son determinantes en los procesos de aprendizaje 1.
Motivación en el aprendizaje
En muchas oportunidades, los maestros sostienen que sus alumnos no están motivados para aprender. Pero, realmente, lo que ocurre es que no están motivados para aprender lo que nosotros queremos que aprendan y sí lo están para aprender otras muchas cosas. El ser humano es curioso por naturaleza y, desde el nacimiento, los bebes muestran un mayor interés por los sucesos inesperados y se aburren con facilidad con objetos que tienen características predecibles 2.
Disponemos de un sistema de recompensa cerebral que nos permite aprender a través de lo novedoso, lo diferente, lo que, en definitiva, nos motiva. A mayor grado de curiosidad suscitado, se activan regiones de este sistema de recompensa, en las cuales se sintetiza dopamina, que conectan con el hipocampo y que nos permiten consolidar las memorias y aprender 3. Para un aprendizaje óptimo, lo realmente importante es lo inesperado, no el valor absoluto del premio: cuando tenemos una determinada expectativa, aprendemos, y el resultado del comportamiento mejora lo esperado. “La curiosidad enciende la emoción. Y con la emoción se abren las ventanas de la atención, foco necesario para la creación del conocimiento” 4.
Para que se dé un buen aprendizaje es esencial un estado de ánimo positivo 5.
¿Qué funciona en educación?
John Hattie en sus investigaciones ha identificado 195 factores que inciden en el aprendizaje del alumnado y los ha tabulado con una medida estadística conocida como “tamaño del efecto”. La incidencia de la mayoría de los factores analizados es positiva, lo cual indica que todo lo que se hace en las aulas hace que los estudiantes aprendan algo. Entre los mayores efectos se encuentran las cuestiones emocionales relacionadas en el feedback, la relación entre el profesor y el alumno o la relación entre compañeros.
Entre las tres incidencias con mayor tamaño del efecto están: las expectativas del profesor sobre la capacidad de los alumnos, las expectativas de los propios estudiantes y la cooperación entre los docentes 6. En todo ello la buena educación socioemocional que, en el aula, parte siempre de la formación del profesorado. Y por supuesto, la importancia de la familia, que no se puede obviar en el proceso.
No hay razón sin emoción
No se puede separar lo cognitivo de lo emocional. Al integrar programas de aprendizaje socioemocionales bien sistematizados, se observa que los estudiantes van adquiriendo unas competencias emocionales básicas. Por ejemplo, para que exista una buena cooperación se requiere que los alumnos asuman competencias relacionadas con la responsabilidad, la solidaridad, el respeto… y otras muchas. Porque cooperar es mucho más que colaborar. Con ese componente empático imprescindible se cultivan unas buenas relaciones humanas. Y la mejora de estas competencias emocionales va asociada a una mejora de su rendimiento académico 7. Junto a esto, se comprueba que las funciones ejecutivas del cerebro que nos permiten planificar y tomar decisiones adecuadas se pueden entrenar y mejorar a cualquier edad, lo que resulta fundamental para el bienestar personal del niño y el adolescente, pero también para su éxito académico 8.
Qué se puede hacer en la práctica para despertar la chispa emocional entre el alumnado y mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje:
- Generar climas emocionales positivos en el aula.
- Fomentar un aprendizaje activo en el que los estudiantes sean los protagonistas del mismo.
- Mostrar entusiasmo por lo que hacemos.
- Vincular el aprendizaje a situaciones cotidianas.
- Suministrar retos adecuados y feedback
- Favorecer el trabajo cooperativo a todos los niveles
- Suscitar la curiosidad en los inicios de las clases con conflictos cognitivos y estrategias novedosas.
- Priorizar la educación social y emocional.
- Promover la mentalidad de crecimiento en el aula, alejada de etiquetas limitantes.
- Mirar con afecto a los estudiantes.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
- Simón VM. LA PARTICIPACIÓN EMOCIONAL EN LA TOMA DE DECISIONES [Internet]. com. [citado 31 de julio de 2021]. Disponible en: http://psicothema.com/pdf/106.pdf
- Stahl A. E., Feigenson L. (2015): “Cognitive development. Observing the unexpected enhances infants’ learning and exploration”. Science 348(6230), 91-94.
- Gruber M. J. et al. (2016): “Post-learning hippocampal dynamics promote preferential retention of rewarding events”. Neuron 89(5), 1110–1120.
- Mora, Francisco (2016). Cuando el cerebro juega con las ideas. Madrid: Alianza Editorial. 10.
- Durlak, J.A. et al. (2011): “The impact of enhancing students’ social and emotional learning: a meta-analysis of school-based universal interventions”. Child Development, 82, 405-32.
- Hattie J. (2015): “The applicability of visible learning to higher education”. Scholarship of Teaching and Learning in Psychology 1(1), 79–91.
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- Best J. R. et al. (2011): “Relations between executive function and academic achievement from ages 5 to 17 in a large, representative national simple”. Learning and Individual Differences 21, 327-336.
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