Estimaciones de la Secretaría de Salud (SSa) señalan que en nuestro país existen cerca de 20 mil personas que viven con esclerosis múltiple, de las cuales hasta el 90 por ciento son jóvenes de entre 20 y 35 años de edad. A pesar de tratarse de una enfermedad que carece de cura, en la actualidad existen diversos tratamientos y fármacos que ayudan a los pacientes a sobrellevar su enfermedad y llevar una vida normal.
No obstante, para lograr lo anterior es necesario contar con un diagnóstico oportuno del padecimiento, objetivo que no se logra con frecuencia en México, donde la detección se realiza entre 2 y 5 años después de la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad, retraso que puede derivar en el agravamiento de la condición, haciéndola imposible de tratar.
De acuerdo con el Dr. Eli Skromne Eisenberg, neurólogo especialista en esclerosis múltiple, esta dolencia suele enmascararse como otras enfermedades, pues la forma en que se expresa podría asemejarse a la sintomatología de otros padecimientos:
Es muy común la presentación en la esclerosis de algo que llamamos neuritis óptica, que es la inflamación del nervio del ojo que genera una disminución de la visión. Entonces muchos pacientes llegan directamente con el oftalmólogo. (En su revisión, el especialista debería darse cuenta que) esto no es de lentes y ahí es el momento de canalizarlo con el neurólogo.
Por su parte, la Dra. Irene Treviño Frenk, también neuróloga especialista en esclerosis múltiple, afirma que quienes más reciben a pacientes con la enfermedad son oftalmólogos (por la neuritis óptica), médicos generales (por fatiga), ortopedistas (por dolores o adormecimiento de espalda, brazos o piernas), otorrinolaringólogos (por mareos) y consultorios de cabecera. Por ello, pidió a estos profesionales remitir a neurología cuando no se puedan explicar la sintomatología.
Por otro lado, ambos especialistas afirmaron que es fundamental hacer una correcta difusión de los riesgos y síntomas de la enfermedad. De lo contrario, algunos pacientes podrían omitir ciertos síntomas vergonzosos (como incontinencia, falla de esfínteres, disfunción sexual, etcétera) y poner en riesgo su salud en el largo plazo.