La evolución que ha tenido la tecnología en los últimos tiempos es asombrosa, permitiéndonos contar con avances que ni siquiera imaginábamos hace un par de años. Dichas innovaciones se presentan en prácticamente todas la áreas del desarrollo humano, incluso en la forma como nos transportamos, pues compañías como Google han puesto su interés en la creación de automóviles autónomos, lo cual rápidamente ha derivado ambulancias sin conductor.
La razón detrás de la eliminación del conductor en las ambulancia responde al deseo de eliminar parte de la presión que existe en los servicios de emergencia, liberando a los paramédicos para tratar a pacientes de alto riesgo (paro cardiaco, donde el daño cerebral típicamente comienza dentro de cuatro a seis minutos, por ejemplo) en sus centros de trabajo y con lo que aumentaría la probabilidad de que un paciente sobreviva.
Dichas ambulancias podrían introducirse inicialmente al mercado (países desarrollados, principalmente) junto con los actuales modelos tripulados, mismos que serían empleados para tratar a pacientes de bajo riesgo, quienes serían transportados al hospital o clínica más cercana para recibir el tratamiento correspondiente. Otra ventaja de este sistema es que la respuesta a llamadas se mejoraría sustancialmente.
Otro uso importante sería la entrega de paquetes médicos en lugares remotos, lo que permitiría que más personas tengan acceso a estos productos vitales.
Aunque aun no se distribuyen a lo largo y ancho del mundo y muchas personas no podrían estar de acuerdo por la pérdida de empleos en sustitución de máquinas, actualmente se tiene el registro de un modelo similar que permitió la entrega de sangre y medicina a Ruanda, en prototipos como el que se acaba de describir.