Uno de los principales problemas de la Zona Metropolitana del Valle de México y de todas las áreas urbanizadas en el país y el mundo en general, es la alta presencia de gases contaminantes en la atmósfera. Entre escapes de vehículos, fábricas, polen, esporas y hasta heces, el medio ambiente de estas áreas puede resultar particularmente nocivo para las personas. Por ello, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha interpuesto una recomendación al respecto.
El documento 32/2018 de la CNDH, listado como una recomendación general en su sitio web, afirma que la petición va dirigida a múltiples instituciones y órganos de gobierno, entre ellos la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Secretaría de Salud (SSa).Le ha pedido a estas organizaciones que, para garantizar la salud de los ciudadanos en el Valle de México, deben establecerse medidas más estrictas para proteger el medio ambiente.
Particularmente, la CNDH apunta la sobrepoblación de automóviles en la Zona Metropolitana como el principal factor de contaminación medioambiental. Ante ello, su recomendación fue incrementar la importancia del transporte público, así como refinar en lo necesario los procedimientos necesarios para garantizar que los combustibles fósiles que se comercian y utilizan en el territorio nacional cumplan con los requisitos oficiales.
A la Cofepris y la SSa también les pidió específicamente revisar y actualizar las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) que establecen los límites máximos de contaminantes medioambientales, para adecuarlos a los estándares fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Igualmente, recomendó que se realizaran brigadas de atención medica para hacer difusión sobre el tema y prestar ayuda a gente con una enfermedad respiratoria, en especial a mayores de edad e infantes.
La OMS recomienda que las dosis de dióxido de azufre no sean mayores a 20g/m3 cada 24 horas. En comparación, la NOM-022 que regula al respecto afirma que el límite aceptable para México es de hasta 288mg/m3 al día, más de 10 veces la sugerida por el organismo internacional. Una circunstancia similar sucede con el ozono, el monóxido de carbono y el dióxido de nitrógeno.