Ahora probablemente seas un profesional médico exitoso o con una amplia carrera por delante en tu campo de especialidad. Sin embargo, para llegar a este punto debiste pasar varios años, tal vez más de una década, recibiendo la educación necesaria para convertirte en quien eres ahora. Y aunque recuerdes estos tiempos de estudiante con melancolía y nostalgia, probablemente también tengas un par de recuerdos desagradables.
Pesadilla Médica es una novela de ficción que sigue el proceso de educación de un aspirante médico de nombre Ernesto Barón. A través de los ojos de este personaje inventado, el autor relata una serie de anécdotas y experiencias sacadas directamente del mundo del cuidado de la salud. Incluso si tu experiencia en la universidad o el internado no concuerda con esta visión, probablemente sea parecida a lo que otros profesores, compañeros y jefes llegaron a pasar.
Quería comerme el mundo a mordidas, salvar vidas, dejar una huella en la historia y, mientras hacía todo eso, verme tan cool como los doctores de la tele, siempre frescos y descansados mientras les dicen a las guapas enfermeras lo que deben hacer. Oh, sí. Me iba a convertir en un cirujano…aunque no tenía idea de lo que estaba por venir.
La ópera prima del regio Luis Antonio Reyna Martínez, esta novela refleja sus poco agradables experiencias con la práctica clínica. A pesar de tener una educación académica en el sector, el autor principalmente se ha dedicado a las manifestaciones de la medicina en la cultura popular. Gracias a sus posgrados artísticos y en salud pública, la visión única de su novela está a medio camino entre la ficción y la realidad, una crítica a los puntos más oscuros de la industria.
Más allá de ser una novela que busca mistificar o acusar a la industria de la salud (o las prácticas de su educación), esta obra pretende dar a las personas dentro y fuera del sector una mirada a las partes menos glamorosas de la profesión. Su crítica, aunque estricta, pretende ser constructiva y fomentar un cambio para mejor a través de un texto que, al fin y al cabo, es simple ficción.