El número de personas que se han infectado de Covid-19 alrededor del mundo ya rebasa los 44 millones de casos. Aunque en un momento hubo una ligera desaceleración, ahora se vive una segunda oleada de contagios propiciada por el mal manejo que han hecho algunos gobiernos. Aspectos como una rápida reapertura de actividades ha propiciado que ahora existan más nuevos infectados diarios que al inicio de la pandemia.
Mientras que por otra parte, también se contabilizan poco más de 29 millones de personas que se han infectado y han logrado superar la enfermedad. A través de pruebas de diagnóstico de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) han comprobado que el virus SARS-CoV-2 ha desaparecido de su cuerpo. Pero aunque en primera instancia es una noticia positiva, apenas se trata de un primer paso dentro de un largo camino.
Dentro de las dudas más recurrentes que todavía no cuentan con respuesta se encuentran todas las secuelas que esta cepa de coronavirus provoca y la duración de las molestias. Inclusive se ha llegado a sospechar que algunos de los daños podrían prolongarse durante meses o tal vez años. Con esto en mente, la Covid-19 sería una enfermedad permanente que podría permanecer de por vida en los afectados.
Por su parte, conforme se realizan investigaciones en los supervivientes se ha logrado obtener información que ofrece un panorama más amplio de la enfermedad. De manera periódica se actualiza la lista de secuelas, conformada por más de 20 molestias de diversas magnitud.
Secuelas que disminuyen la calidad de vida
Pero ahora, conforme a una nota de Milenio, se habrían identificado dos nuevas afectaciones que desarrollan los que logran reponerse de esta enfermedad. El coordinador de Investigación en Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), César González Bonilla, afirma que un número considerable de pacientes recuperados muestra una pérdida de deseo y placer sexual.
Ahora bien, lo que falta por determinar es si realmente se trata de una consecuencia directa o indirecta de la enfermedad. Con esto en mente, el verdadero causante de la falta de libido sería el estrés postraumático y no la Covid-19 en sí.
Yo he visto reportes de anorgasmia y de reducción del libido entre los pacientes. Seria importante identificar si se trata de un trastorno orgánico o bien psiquiátrico ya sea por depresión o por un temor de haber padecido la enfermedad.
El especialista agrega que una de las repercusiones de la infección es una afectación en las terminaciones nerviosas. De tal forma, impacta en una disminución de la sensibilidad que no permite responder a estímulos sensoriales. Precisamente ahí estaría el origen de esta problemática.
Mientras tanto, todavía falta realizar más investigaciones acerca del tema para identificar con precisión cómo aparecen ambas secuelas. Aunque lo cierto es que las dos tienen un impacto en la calidad de vida de los supervivientes al no permitir mantener un estilo similar al que se tenía antes de la enfermedad.