- La OMS afirma que una de cada cuatro personas presentará problemas auditivos para el año 2050.
- La pérdida auditiva provoca aislamiento, incapacidad de interactuar con los demás y dificultad para comunicarse.
- Las personas con pérdida auditiva superficial tienen el doble de probabilidades de desarrollar demencia.
Actualmente son muchos los estudios que vinculan la pérdida auditiva y su relación con el desarrollo de Alzheimer y otros tipos de demencia. Así lo advierte el Instituto Mexicano de Otología y Neurotología S.C. (IMON), organización médica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la salud auditiva considerada la que tiene más experiencia en el país.
El director de esta institución, Dr. Gonzalo Corvera Behar, señala que son múltiples los motivos que pueden provocar la pérdida auditiva pero una de las principales causas, que se da de manera orgánica, es la edad.
Esa pérdida auditiva se debe a que las células del oído interno que transforman el sonido en impulsos nerviosos se van deteriorando con el uso, y no tenemos la capacidad de regenerarla.
Al contrario de lo que sucede con las células de la piel, por ejemplo, las cuales se van regenerando, las células del oído son las mismas que teníamos cuando nacimos. Es decir, a partir de que nacemos ya no generamos células nuevas, conforme se van dañando se van perdiendo y no hay vuelta atrás. Esa es la causa principal de que todos sin excepción vayamos perdiendo la audición conforme pasa el tiempo.
Aceleradores de la pérdida de audición
La exposición al ruido es un acelerador importante. Entre más expuestos estamos al ruido, más células perdemos. Asimismo, el no cuidar nuestra salud juega un papel importante también. El fumar, la obesidad, la diabetes, el hipotiroidismo o tener colesterol alto, entre otros, también van acelerando la pérdida de esas células, frecuentemente a través de que se vaya reduciendo el calibre de las arterias que llevan el aporte sanguíneo del oído.
Uno de los factores clave en el desarrollo de la demencia
La pérdida auditiva provoca aislamiento, ya que la persona disminuye su capacidad para interactuar y comunicarse con los demás. En los últimos años se ha detectado que no oír bien es un factor de riesgo para el desarrollo de diferentes tipos de demencia. En este sentido, está demostrado que las personas con pérdida auditiva están más expuestas a contraer esta enfermedad. La pérdida de la audición la podemos clasificar en superficial, media, severa y profunda.
“Se ha demostrado que las personas con pérdida auditiva superficial tienen el doble de probabilidades de desarrollar demencia. Las personas que tienen pérdida auditiva media tienen el triple de posibilidades y las personas que tienen pérdida auditiva severa tienen el quíntuple de riesgo de desarrollar Alzheimer o enfermedades similares”.
Esta asociación entre pérdida de audición y riesgo de demencia ocurre por varios mecanismos. Uno es la deprivación sensorial y se ve en los niños cuando los estimulamos auditivamente para desarrollar su inteligencia y favorecer su máximo potencial. Si tenemos dificultad para oír, estamos eliminando uno de los sentidos que más estimulan nuestro cerebro.
Otro mecanismo es el aumento de la actividad en la parte del cerebro responsable de escuchar en condiciones difíciles, que podría desencadenar el proceso de la enfermedad en el área cerebral responsable de la función cognitiva.
Estudios que lo avalan
La asociación entre pérdida de audición y demencia fue propuesta desde 2005 por Gates y Mills y corroborada por Frank Lin en 2011, publicada en la revista Archives of Neurology en ese mismo año. Desde entonces diversos investigadores lo han corroborado, culminando con el informe de la Comisión Lancet de 2020 sobre la prevención de la demencia, en el que la pérdida auditiva se identificó como uno de los 12 principales factores de riesgo modificables. En ese análisis se estimó que la discapacidad auditiva podría ser responsable de aproximadamente el 8% de los casos de demencia.
Mecanismos de prevención, ¿qué se puede hacer?
Es muy importante que los familiares de personas de más de 50 años que detecten una dificultad en la comunicación de un familiar, revisen su audición y el oído en general. Un buen diagnóstico realizado a tiempo hace toda la diferencia para poder tratarla a tiempo y evitar este tipo de consecuencias.