La pérdida auditiva es más común de lo que muchos piensan. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) es un problema que actualmente afecta a 430 millones de personas en el planeta. Aunque de acuerdo con los pronósticos la cifra será mayor a 700 millones en el 2050.
Además vale la pena señalar que los hombres tienen un mayor riesgo que las mujeres debido a una combinación de factores biológicos como las diferencias que existen en la estructura.
De igual forma, se ha encontrado que los estrógenos (hormonas femeninas) tienen un efecto protector en la audición. Y en el caso de los hombres, muchas veces tienden a estar más expuestos a trabajar en ambientes ruidosos que dañan al oído.
Uso de Inteligencia Artificial (IA) para el tratamiento de la pérdida auditiva
Gracias a los avances tecnológicos actuales se han desarrollado audífonos inteligentes que además de amplificar el sonido mejoran la cognición y la comunicación.
Lo más novedoso es que estos dispositivos utilizan inteligencia artificial (IA), principalmente a través de la rama llamada “aprendizaje automático” (en inglés “machine learning”), para mejorar la forma en que los auxiliares auditivos pueden adaptarse de manera automática a diferentes entornos acústicos, disminuyendo el ruido ambiental y facilitando una mejor y más clara calidad de sonido.
También destacan porque integran funciones como la traducción en tiempo real y el monitoreo de la salud auditiva. Con esto, alertan sobre posibles daños o precauciones, así como formas optimizadas para el diagnóstico de los problemas auditivos.
En implantes cocleares, que son computadoras que sustituyen al oído humano, se utilizan para mejorar la interfase entre el aparato y el nervio auditivo. Finalmente, en el campo del acúfeno o tinnitus, se comenzaron a explorar sistemas aumentados por IA para personalizar la terapia acústica.
“La pérdida auditiva sigue en aumento a nivel global y existen, actualmente, diversas tendencias emergentes, mismas que denotan la importancia de abordar la pérdida auditiva desde múltiples perspectivas, incluyendo la innovación tecnológica y científica, además de la concientización de toda la población, con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas, mediante la detección temprana y mecanismos de prevención”, señala el Dr. Gonzalo Corvera Behar, Director del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología S.C. (IMON).
¿Existe relación entre la pérdida de audición y la demencia?
Algunos estudios vinculan la pérdida auditiva con el desarrollo de Alzheimer y otros tipos de demencia.
La pérdida auditiva provoca aislamiento porque la persona disminuye su capacidad para interactuar y comunicarse con los demás y, en los últimos años, se ha detectado que no oír bien es un factor de riesgo para el desarrollo de diferentes tipos de demencia.
A raíz de lo anterior, la detección temprana y el tratamiento adecuado de los problemas auditivos son cruciales para evitar el deterioro cognitivo, especialmente, en adultos mayores.
Uso inadecuado de audífonos
El daño en la audición a causa del uso inadecuado de audífonos, sobre todo en niños, adolescentes y jóvenes, está al alza.
A partir de los 7 o 8 años, los niños empiezan a usarlos y es importante cuidarlos del volumen. Cuando escuchamos música o estamos expuestos a cualquier ruido a alto volumen y por tiempos prolongados, se dañan las células microscópicas del oído interno que son las que convierten el sonido en impulsos nerviosos, y se va perdiendo la capacidad de escuchar, produciendo una sordera prematura.
Además, aumenta el riesgo de tener la necesidad de usar auxiliares auditivos a más temprana edad.
El nivel máximo de decibeles para escuchar música, sin dañar tu audición, es de 80. El problema es que los celulares o las tabletas a los que conectamos los audífonos no están graduados en decibeles.
Finalmente, entre los principales daños del uso excesivo de audífonos se encuentran la hipoacusia que consiste en la pérdida paulatina de la capacidad auditiva, y acúfeno (en inglés “tinnitus”), un síntoma que consiste en que las personas escuchan sonidos o “zumbidos” en el oído que no provienen del exterior.