¿Qué explica la recuperación notable de la memoria por músicos como Pat Martino?, ¿cómo activa la música nuestra creatividad?, ¿cómo es el cerebro capaz de ser creativo?
La música representa una experiencia mayor, forma parte de nosotros mismos con propósitos más profundos, que solo entretenimiento, siendo tan necesaria y fundamental para la vida humana, una de esas herramientas maravillosas que nos ha otorgado el cerebro humano. La singularidad del impulso rítmico del jazz, en buena parte, se crea cada vez que se interpreta.
Para los guitarristas Pat Martino representa algo más que un virtuoso de la guitarra. Tocar no es únicamente una habilidad más, también es una manera de ser, una segunda naturaleza como el mismo Jimi Hendrix la definiría, la diferencia entre el poder del amor y el amor del poder; un estilo de vida que trasciende algo más allá de la bioquímica cerebral, dando lugar al dos veces guitarrista.
“Es simplemente un juguete”, así describe la guitarra Pat Martino, para muchos el padre de la guitarra de jazz moderna. Nació y creció en Filadelfia, bajo el nombre Pat Azzara, siendo la guitarra un miembro significativo de la familia, influenciado por Wes Montgomery, uno de los más grandes guitarristas de jazz de todos los tiempos.
La historia del mundo de Martino comienza a la edad de los 10 años, con datos clínicos que evidenciaban alucinaciones y crisis convulsivas, erróneamente diagnosticado y tratado por médicos psiquiatras y psicólogos por más de dos décadas como trastorno bipolar, depresión e incluso esquizofrenia, llevándolo a someterse a tratamientos con choques eléctricos, permaneciendo en centros de salud psiquiátrica, sujeto a diversas terapéuticas farmacológicas de prueba: ¡vamos a tratar con esto!, ¡ahora, vamos a intentar con este otro!, ¡mejor con este! Comentándole: ¡tenga paciencia! Una y otra vez, lo cual ningún método de estos funciono.
Durante los años 60 y los 70 se convirtió en una figura prestigiosa dentro del panorama jazzístico tocando al lado del “Captain” Jack McDuff mostrando su virtuosismo en grabaciones a su propio nombre.
En 1976, durante un concierto, experimentó un episodio de crisis convulsivas a las afueras de Marsella, Francia, en el festival de Jazz de Riviera, descrito por el propio Martino en su autobiografía “Here and Now”: “Durante estos momentos de la crisis, se siente como si cayeras a través de un agujero negro”.
Cuatro años más tarde, a los 35 años, presentó nuevamente un episodio convulsivo, pero esta vez lo llevaría al hospital. La causa finalmente se reveló posterior a realizar un estudio de tomografía computarizada y angiografía: una Malformación Arteriovenosa (MAV) localizada en el lóbulo temporal izquierdo.
Martino se sometería en 2 ocasiones a cirugía, la primera para retirar el hematoma intracerebral que se formó, debido a que este apretado y enmarañado ovillo de vasos de paredes anormalmente delgadas finalmente sangró. Posteriormente en un segundo tiempo se llevó a cabo una lobectomía temporal izquierda, removiendo prácticamente el 70 por ciento de dicho lóbulo, desapareciendo la epilepsia del lóbulo temporal que había padecido desde su infancia.
Esta compleja red de canales vasculares con conexiones anormales entre las arterias y las venas, se presentó por un error congénito del señor Martino, en la morfogénesis vascular, por falla o disfunción del proceso embrionario de maduración capilar, tal como ilustra la literatura científica en relación a esta entidad.
En el World Neurosurgery, Marcelo Galarza y colaboradores ilustran magistralmente el fantástico caso. El resultado posterior a la cirugía no fue del todo alentador:
El virtuoso de la guitarra no presentaba afasia (trastorno de la comprensión y de la formulación del lenguaje); sin embargo, sí presentó una amnesia retrógrada severa (incapacidad para recordar aquellos eventos y conocimiento previo a aquella crisis que lo puso al borde de la muerte) que incluía a su propia persona, su entorno y sus familiares, por si fuera poco con pérdida completa del interés musical incluyendo además la abolición total de sus habilidades como músico. Daba la impresión que su amor por la música estaba en las tinieblas, una depresión, dolor y soledad inacabables al borde del suicidio sin señales de recuperación.
Al parecer el polo temporal izquierdo tuvo la capacidad de vincular la respuesta emocional visceral con la música que percibió después de que un antiguo alumno tocara una séptima cuerda. Martino tomó su guitarra y comenzó a tocar, golpearía literalmente las cuerdas de su vida, desvaneciéndose el dolor y la miseria de su amnesia, poco a poco la memoria muscular de sus dedos al igual que la memoria de un golfista en sus músculos se desbordarían y siete años después de la cirugía serían suficientes para lanzar “The Return“. Es difícil encontrar una mezcla de pasión, inspiración, arte y razón para el repertorio musical que vendría.
El dos veces guitarrista actualmente con 73 años, continúa tocando, un traje hecho a la medida, como la guitarra que lleva su nombre; codificando su manera de tocar, siendo creativo, auténtico e improvisando.
Relación entre la música y el potencial de la neuroplasticidad
El presente caso también ha sido un centro representativo para los estudiosos de las neurociencias, demostrando a la neuroplasticidad como la capacidad notable del cerebro durante el desarrollo y aprendizaje para “optimizar el funcionamiento de las redes cerebrales”, así lo comento el Dr. Hugues Duffau, profesor y jefe del departamento de Neurocirugía de Hôpital Gui de Chauliac Montpellier University Medical Center, quien además sugirió que el lenguaje y la música en el cerebro de Martino funcionarían de forma distinta, con una orientación más distribuida incorporando parte del lóbulo occipital.
Existe una fuerte correlación entre la música y el potencial de plasticidad, en aquellos individuos afines a los instrumentos de cuerdas, una amplia representación cortical digital ha sido demostrada sugiriendo de esta manera que la corteza somatosensorial primaria tiene actividad con los respectivos cambios para conformar a las necesidades y experiencias que cada individuo posee.
Aunque Martino nunca tocó una guitarra en un estudio funcional por resonancia magnética, como estudios recientes lo han hecho, es seguro comentar que representa un maestro de la improvisación del jazz, pues durante más de 50 años ha amplificado su capacidad de neuroplasticidad. Si la MAV estuvo desde su nacimiento, dañando su desarrollo cerebral, su lóbulo temporal derecho podría haber asumido funciones adicionales.
El Dr. Duffau puntualizo: “La improvisación en Martino participo en la reorganización cerebral (incluso antes de que la MAV sangrara) y sirvió como una rehabilitación cognitiva” posterior a la cirugía. Esto explica cierta protección del daño y que lesiones de crecimiento lento permitan la reorganización en el tiempo de regiones cerebrales, así la función musical sería capaz de trasladarse a otras regiones del cerebro, dejando los sectores dañados menos necesarios. Parece que el precepto «un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar» es impreciso, de forma aproximada y de aplicación no menos que ligera a pesar del orden topográfico del cerebro.
El Journal of Clinical Neuroscience describe el vínculo entre plasticidad cortical cerebral y malformaciones arteriovenosas. La hipoperfusión crónica secundaria al robo vascular de las Malformaciones Arteriovenosas podría resultar en una translocación de funciones neurológicas en regiones elocuentes hacia otras áreas cerebrales, un fenómeno conocido como plasticidad cortical, es decir; reasignar funciones cerebrales a otros sectores del cerebro, siendo influenciada por la patogenia de la MAV y la propia cirugía. Aún la evidencia disponible es limitada y más estudios deben realizarse para determinar su impacto a largo plazo. Cuanto más viejo es un cerebro menos plasticidad parece tener.
El lóbulo temporal, una perla neuroanatómica
Acorde a la cirugía que se le practico a Martino vale la pena echar un vistazo a este sector. No solo desde la óptica anatómica sino también funcional, es una perla, así lo define el Dr. Pérez Cruz, neuroanatomista del Instituto Politécnico Nacional. La capacidad para reconocer los rostros, percepción de los sonidos, comprensión del lenguaje, parte del área olfatoria, poco más en la profundidad de dicho lóbulo existen centros de aversión, agresividad y reconocimiento de temor en el rostro de las personas, además de memoria a corto plazo y sectores sensibles a hipoxia, infecciones y traumatismos, son solo algunas a grandes rasgos de esta región que se correlacionan en gran medida con las habilidades de un músico. Más aún, podríamos asociar el caso de Martino subrayando tres niveles clave de la memoria que vale la pena recordar:
- La memoria semántica (hechos como nombres y fechas), esto explica porque Martino posterior a la cirugía no podía recordar ni los nombres de canciones de los Beatles.
- La memoria episódica (memoria autobiográfica) también se afectó, siendo incapaz de recordar que era un músico, ni a su familia ni amigos recordaba por efectos poco específicos posterior a la cirugía, resultando desconcertante pues este tipo de memoria tiene que ver con la región del hipocampo y de la corteza prefrontal, no lesionados en la cirugía.
- La memoria procesal es el componente de mayor representación en la historia: La habilidad para tocar, debido a los años de práctica y repetición que llevaba, se encuentran profundamente introducidas en el cerebro de aquellos individuos que ejecutan un instrumento, no son conscientes de ello. Este tipo de habilidades sensoriales- motoras se encuentran asociados con los ganglios de la base los cuales no habían sido afectados por la MAV ni por la cirugía.
El entendimiento de este sector nos ayuda a la comprensión de los signos y síntomas secundarios a este tipo de lesiones formulando alternativas para su diagnóstico y tratamiento.
Creatividad cognitiva espontánea e improvisación cerebral
La recuperación de este genio jazzman, personifica la capacidad del cerebro de improvisar y particularmente en los músicos de Jazz en los que para compensar algún tipo de lesión, llevan a cabo nuevas interconexiones de regiones cerebrales que restauran y reorganizan funciones de carácter motor, intelectuales y emocionales.
“El punto fundamental es la emoción” así lo define Charles J. Limb, científico apasionado por el estudio de la música, quien ha indagado la improvisación en músicos de jazz utilizando resonancia magnética funcional en la Universidad Johns Hopkins, observando cambios de actividad en las regiones prefrontales, en la cual al menos una hipótesis razonable es que para ser creativo se presenta una rara disociación en el lóbulo frontal, es decir un sector que se enciende y otro gran sector que se desactiva, de ahí la capacidad de regular la motivación y el matiz afectivo también.
Incluso, la conocida pasión por el jazz del escritor japonés Haruki Murakami se ve reflejada en su novela el Fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, nos deleita estando en lo correcto al hablar de jazz, una oleada rica hace disfrutar esa libre improvisación, mediante un canal especial creativo.
Murakami decía que solo tenía que entrar en un estado de flujo, el mismo estado tal vez en el que un cirujano entra cuando se encuentra operando sin tener que ir al servicio, inhibiendo cualquier deseo, confirmando una vez más el vínculo existente con el impulso límbico, el activador emocional pues de la creatividad. Tal vez por esto y más, algunos autores señalan a la «furia creativa» (Marina, 1993) como la madre del progreso, la liberación respecto de la opresión y la miseria, la capacidad para hacer lo nuevo y rehacer lo viejo.
Muchos de nosotros hemos pasado trabajado largas horas en alguna actividad y cuando la atención se gira a otra parte aparece una idea como de la nada, ¡de inmediato! Este momento “Eureka” está relacionado con centros de recompensa dopaminérgicos en los ganglios de la base y de conducta, esto nos lleva a esas ideas que aparecen precisamente cuando nos encontramos durmiendo, soñando e incluso meditando.
También se ha comentado ampliamente a la música como lenguaje, lo cual nos lleva a que existe evidencia de activación de la región de la expresión del lenguaje articulado (área de Broca), lográndose apreciar cuando dos músicos intercambian compases musicales, tienen un conversación musical real y el sector que se desactiva involucra regiones de procesamiento semántico (giros angular y supramarginal).
De la misma manera, no menos importante es la analogía entre el rap y el jazz, los individuos que improvisan y los que ya han memorizado algún verso. En este sentido se activan las áreas cerebrales visuales y del cerebelo para la coordinación y memoria motora. Hay mayor actividad en nuestro cerebro cuando se trata de tareas análogas, que cuando una tarea es creativa. Independientemente del aprecio a cierto género musical desde el ángulo creativo es algo fenomenal.
Algunas reflexiones finales
Es de importancia a su vez, tener conocimiento de la localización de la presente lesión, que en muchos de los casos para el neurocirujano no es del todo simple llegar, donde el tratamiento quirúrgico a cielo abierto representa cierto grado de agresividad. Actualmente se puede optar por otros métodos también disponibles como la radiocirugía y radioterapia estereotácticas, así como técnicas endovasculares.
Por lo comentado, esto podría representar un modelo para el estudio de la creatividad. La misma improvisación ha sido además propuesta como una herramienta terapéutica dentro de la esfera musical en individuos con algún daño neurológico.
Esto nos acerca a diversas cuestiones: ¿Qué es un genio creativo en términos neurológicos?, ¿Podría el comportamiento creativo ser aprendido? o ¿Por qué también la música activa la función neurológica en los pacientes con Alzheimer que parecen perdidos? Muy seguramente en los próximos 15 o 20 años veamos muchos más estudios correlacionando cada vez más la ciencia con el arte, poniéndose al día juntas, al servicio del padecimiento de un individuo.
Sin duda alguna habrá muchas más preguntas que respuestas a este tipo de cuestiones, lo cierto es que este genio guitarrista podría haber renacido nuevamente sin tener conocimiento de quien era antes y aun así ser considerado un experto, esto podría explicar la asociación tan arraigada con la guitarra y el propio jazz a su vida.
Una vez más la medicina y la música se unen para narrar una historia extraordinaria. Existen niveles mayores y otros menores de estados creativos, así como diferentes versiones de cada persona y el mensaje es claro: la emoción, el cerebro emocional «colorea» un cúmulo de redes neurales en cada persona, este sentir y ansiar que representan el motor de todos los logros del que hablaba Einstein, lo cual enfatiza las capacidades de músicos profesionales, logrando recuperarse, sin quedarse desencordado, como una guitarra sin cuerdas; incluso cuando gran parte del lóbulo temporal había sido removido.
Al igual que B.B. King el rey del blues, Pat Martino para el Jazz son como esos guitarristas que parece que se destruyen por dentro, en tanto que sus manos semejan instrumentos de tortura y placer, con ágiles dedos que sueñan con acariciar a la mujer siempre lejana, o la misma empatía de un niño con su juguete. Sobran pues los elogios para definir a un monstruo de las cuerdas, con interpretaciones privilegiadas y grandes cicatrices en su historial.
El cerebro de un músico es una confirmación de lo que los clásicos señalan, Santiago Ramón y Cajal escribió:
Cada hombre si así desea, puede convertirse en el escultor de su propio cerebro.