Son muchas las satisfacciones que genera ser un profesional de la salud. Desde saber que tu trabajo tiene un impacto directo en el bienestar de las personas hasta observar su recuperación. Recibir el agradecimiento de un paciente es algo invaluable que motiva para continuar por el mismo camino. Pero así como existen aspectos favorables también hay otros riesgos a los que te encuentras expuesto. Uno de los peores y que nadie quiere experimentar es sufrir una demanda por negligencia médica.
Ahora bien, aunque se trata de una situación que nadie desea vivir, la realidad es que es bastante común. Este tipo de incidentes se presentan con demasiada frecuencia al ejercer la profesión. Aunque lo cierto es que no siempre es por culpa de los doctores. Los responsables también pueden ser los propios pacientes o las instituciones que muchas veces no tienen el mobiliario adecuado.
En ese tenor, el ambiente de trabajo en países como México no es agradable para la mayoría de profesionales de la salud. En ocasiones deben laborar durante extensas jornadas de trabajo y en condiciones precarias. Sin importar las adversidades y tener todo en contra es necesario ofrecer una atención de calidad.
Como ya dijimos, recibir una demanda por negligencia médica es tan común que poco más de la mitad de los doctores van a enfrentar una. No significa que sean los culpables porque en ocasiones el trámite puede concluir antes o llegar a un acuerdo con la parte acusadora. Pero ahora lo importante es conocer lo que se debe hacer en caso de vivir una situación de este tipo.
Algo muy importante que debes recordar es que en nuestro país la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed) es la instancia que administra todo el proceso legal relacionado con cualquier tipo de negligencia médica. Es la que lleva todo el proceso de las demandas legales y se encarga de analizar cada caso. Al final debe determinar si realmente existe un delito que se deba castigar y determina al culpable o responsable.
¿Qué debes hacer como médico?
Primero debes calmarte porque no todas las demandas de este tipo proceden. En ocasiones la discusión termina fuera del proceso legal o se comprueba que el médico es inocente. Aunque mientras eso ocurre es necesario saber lo que tú debes hacer. Es por eso que a continuación te compartimos diez pasos a seguir para protegerte en caso de sufrir una demanda por negligencia médica.
- Controla tu estado de ánimo y evita corajes. Recuerda que el ambiente jurídico tal vez te sea desconocido, por lo que debes actuar con prudencia.
- Estudia el caso clínico que fue motivo de la demanda. La mejor forma de prepararte es investigar en la literatura médica sobre casos similares. También es conveniente pedir la opinión de otros colegas que cuenten con más experiencia y hayan enfrentado algún procedimiento jurídico.
- Procura pedir ayuda o contratar a un abogado con experiencia en derecho sanitario. En el pasado ya te compartimos una lista con algunos despachos a los que puedes recurrir en caso de sufrir una demanda por negligencia médica.
- En ninguna circunstancia intentes persuadir al abogado demandante o a la persona que te demanda. Si lo haces es contraproducente y además incurres en otras faltas con sanciones más severas.
- Durante el proceso de litigio ofrece respuestas cortas y concisas. Además debes de utilizar un vocabulario simple para que todos los presentes te puedan entender y no se preste a interpretaciones erróneas.
- No inventes los hechos. Debes ser directo y responder conforme a lo que ocurrió para que tu declaración sea apegada a los hechos. Si tienes dudas di que no te acuerdas pero jamás mientas o caigas en contradicciones.
- Toma en cuenta que el juez puede conocer los hechos médicos y conocer el expediente. Por lo mismo, evita decir probabilidades o simplemente no opines.
- Considera que los abogados demandantes tienen como objetivo hacer sentir mal al médico y provocar su enojo. Tú no debes de caer en su juego y siempre te debes de mantener solemne y respetuoso.
- Debes comprobar que cumpliste con la normatividad exigible, es decir, con la relación médico-paciente, consentimiento informado, expediente clínico, etc.
- Siempre es bueno que estés respaldado con un seguro de responsabilidad profesional.