La diabetes es ampliamente considerada, junto con los diferentes tipos de cáncer y las demencias, como una de las grandes epidemias del futuro. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, año con año, alrededor de 3.8 millones de personas mueren directa o indirectamente a causa de las consecuencias físicas de esta condición, pero la cifra podría ser mucho más alta si también se tomaran en cuenta los factores sociales.
Un nuevo estudio publicado en el European Journal of Endocrinology, liderado por la Universidad de Helsinki, apunta que las muertes por suicidios, accidentes o incidentes relacionados con el alcohol son mucho más frecuentes entre los pacientes con diabetes. Esto es particularmente cierto entre los individuos que necesitan inyecciones regulares de insulina.
Estas conclusiones fueron obtenidas después de analizar la información de casi 500 mil individuos, tanto personas sanas como pacientes con diabetes (en terapia de fármacos orales, insulina o ambas). Leo Niskanen, parte del equipo de investigación y miembro de la sección de Endocrinología y Diabetología del Hospital Universitario de la institución, comentó que este mayor riesgo se explica desde el punto de vista psicológico.
Sabemos que vivir con diabetes puede llevar a un estrés en la salud mental. Tener que monitorear los niveles de glucosa e inyectarse diariamente con insulina tiene un gran impacto en la vida diaria. Simples acciones como comer, moverse y dormir tienen efectos en el volumen de azúcar en la sangre. Esta ansiedad, combinada con la preocupación de desarrollar complicaciones serias en el corazón o los riñones, puede tener un impacto en el bienestar psicológico.
Esta no es la primera vez que se relaciona la diabetes con la incidencia de trastornos mentales. Una investigación publicada en el Journal of Medicine and Life sugiere que la depresión es mucho más frecuente entre los pacientes de la enfermedad, en comparación con la población saludable.
Éste último estudio concluyó que los pacientes con diabetes tienen entre tres y cuatro veces más probabilidad de desarrollar depresión. Además, el trastorno mental no está correctamente diagnosticado (o en lo absoluto) en esta población. Más importante aún, la relación parece ser mutua, pues las personas deprimidas también tienen un riesgo más alto de padecer diabetes.