La mala letra de los médicos y otros profesionales de la salud es ya un lugar común. Incluso la expresión “tener letra de doctor” es ya sinónimo de una pésima caligrafía. Pero se trata de algo mucho más serio que una curiosa característica del gremio. Desafortunadamente, no son raros los casos en que esta incapacidad para escribir ocasiona eventos adversos e, incluso, la muerte.
Uno de estos desafortunados desenlaces fue publicado en BMJ Case Reports. En esta ocasión, la paciente conservó la vida. Sin embargo, sufrió una severa lesión en el ojo porque el farmacéutico le entregó el medicamento erróneo. De acuerdo con los autores del documento, la receta médica fue escrita con mala letra. Además, ambos productos se deletreaban prácticamente igual.
Mala letra, culpable de una quemadura química
Magdalena Edington, del Instituto de Oftalmología de Tennet en Glasgow, señala que a la paciente se le recetó VitA-POS. Se trata de una parafina líquida usada comúnmente para tratar ojos secos y erosiones en la córnea. Sin embargo, la receta para esta crema fue escrita con una muy mala letra por su doctor. Al llegar a la farmacia, el encargado le entregó el producto erróneo.
En lugar de la parafina, le vendió el fármaco Vitaros, una crema para la disfunción eréctil. Al momento de aplicársela en el ojo, la paciente sufrió múltiples efectos adversos. Entre ellos, dolor intenso, visión defectuosa y párpados inflamados. La mujer acudió a los servicios de urgencia para su tratamiento. Ahí, los expertos detectaron la confusión causada por la mala letra. Edington comentó que, para su sorpresa, nadie cuestionó la prescripción.
Los errores en las prescripciones son comunes. Además, los fármacos con nombres y empaques similares incrementan el riesgo. Sin embargo, es curioso que nadie, ni la paciente, ni el doctor, ni el farmacéutico, cuestionara una receta de disfunción eréctil a una mujer. Creemos que este caso [de mala letra] es importante de reportar, para fomentar mejores prácticas de prescripción.
La experta y sus compañeros sugirieron escribir todas las recetas médicas con mayúsculas. Así, incluso con mala letra, se reducirían la posibilidad de errores. Recordó que también muchos especialistas ya prefieren digitalizar sus prescripciones. Pero incluso en estos casos, recomendó escribir las indicaciones de compra y uso con puras mayúsculas. Solamente en Reino Unido, este tipo de equivocaciones suceden 1 vez cada 5 casos