En la década de los ochenta del siglo XX, Howard Gardner, en su obra Estructuras de la mente, expuso por primera vez que no existe una inteligencia única, sino que el ser humano posee varias inteligencias. Con esta teoría, llamada “de las inteligencias múltiples” (IM), arriba el concepto de inteligencia emocional (IE)1.
Bajo la teoría de las IM, se establece que los seres humanos poseen siete tipos de inteligencia y cada una es relativamente independiente de las otras.
El concepto de IE nació de la necesidad de responder al interrogante: ¿por qué hay personas que se adaptan mejor que otras a diferentes situaciones de la vida diaria?
Galton, en 1870, fue uno de los primeros investigadores en realizar un estudio sistemático sobre las “diferencias individuales” en la capacidad mental de los individuos, utilizando un desarrollo de correlación de métodos. Galton, propuso un análisis estadístico como aplicación al fenómeno mental, así como su aplicación y uso. Siendo pionero, además, en el empleo de cuestionarios y métodos no tradicionales2.
El concepto de IE como tal, fue propuesto por Salovey y Mayer en 1990, a partir de los lineamientos de Gardner en su teoría de IM3. El concepto de IE fue estructurado a partir de las inteligencias intrapersonal e interpersonal de Gardner. No obstante, corresponde a Goleman el mérito de difundir profusamente el concepto en 1995 a través de su obra dirigida al mundo empresarial, donde introduce el estudio de la IE, sus alcances y beneficios en el campo de la adiministración4.
El campo de la IE como objeto de estudio fue desarrollado por psicólogos, sin embargo, existen importantes trabajos de base biológica, como los de LeDoux (1987, 2002), donde se demuestra teórica y experimentalmente que la amígdala actúa como nexo entre el cerebro emocional y el racional5.
Así mismo, con ayuda de tecnologías como la resonancia magnética funcional y la tomografía por emisión de positrones, se ha logrado probar la relación de la actividad del cerebro con las emociones de la razón, aportando información sobre cómo la emoción está representada en el cerebro y proporcionado hipótesis alternativas acerca de la naturaleza de procesos emocionales6.
El interés por evaluar la IE domina la investigación sobre este campo, ya que se asume que todas las personas presentan diferencias individuales en ella y por tanto, tienen diferentes capacidades para atender a sus emociones.
Existen diversas pruebas (test) que evalúan las diferencias individuales y los componentes de la IE. Dentro de los cuales cabe mencionar dos tipos de modelos que son considerados clásicos en la literatura sobre el tema: los mixtos (enfocados en la personalidad en relación con la IE) y de habilidades (basados en cómo se capta y utiliza la IE en el aprendizaje). Entre los mixtos se destacan los desarrollados por Cooper y Sawaf, y los de Goleman. En los de habilidades están los diseñados pro Salovey y Meyer.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
- Gardner, H. (2001). Estructuras de la mente: La teoría de las inteligencias múltiples (2ª ed.) (pp. 35-39). México: Fondo de Cultura Económica.
- Roback, A. & Kierman, T. (1990). Pictorial History of Psychology and Psychiatry (3rd ed.). New York: Philosophical Library, N. Y.
- Salovey, P. & Mayer, J.D. (1990). Emotional Intelligence: Imagination, Cognition and Personality (pp. 185-211). New York: Basic Books.
- Goleman, D. (2000). La inteligencia emocional. ¿Por qué es más importante que el cociente intelectual? México: Vergara Ed.
- LeDoux, J.E. (1987). Emotion: In handbook of physiology. L.: The nervous system. Journal Neuroscience Concepts (2): 89-99.
- Organization for Economic Cooperation and Development (2002). La comprensión del cerebro hacia una nueva ciencia del aprendizaje. (Traducción al español OCDE). México: Santillana Aula XXI.