De manera convencional, los opioides son empleados para disminuir el dolor crónico en pacientes, por lo que actualmente se estima que 1 de cada 3 pacientes con cáncer consume algún tipo de opiáceo para combatir el dolor irruptivo producto de la neoplasia.
Todo lo anterior podría partir de una falsa idea, pues un reciente estudio realizado por la Universidad de Minnesota (UM), ubicada en Estados Unidos, y publicado en la revista especializada Journal of the American Medical Association, cuestiona la utilidad de los opioides en comparación con otro tipo de medicamentos.
Para la realización del trabajo se analizó a 240 veteranos con dolor de espalda crónico u osteoartritis de rodilla o cadera, quienes sufrían un dolor intenso. La mitad fueron tratados con opioides, mientras que la otra parte fueron atendidos con medicamentos no opiáceos.
Después de 6 meses, el grupo que consumió medicamentos no opioides presentaba un dolor que era ligeramente menos severo que el que tenía el grupo que sí los tomó. Y después de un año de iniciado el estudio los investigadores indicaron que realmente no existían diferencias entre los dos grupos en términos de dolor.
De esta manera, se trata del primer trabajo que analiza la efectividad de los opioides para el tratamiento del dolor crónico y afirma que su uso continúa siendo cuestionado debido a que uno de sus efectos secundarios es la adicción que genera en los pacientes.
Al respecto, se debe mencionar la crisis sanitaria por la que atraviesa Estados Unidos a causa del consumo desmedido de opioides y la cual, tan sólo durante el 2016, provocó la muerte de 64 mil personas.