De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel global más de 50 millones de personas viven con epilepsia, de las cuales, 8 de cada 10 habitan en naciones de ingresos bajos a medianos y 75 por ciento no llevan tratamiento.
Aunque la mayoría de los pacientes con epilepsia pueden ser manejados eficazmente con fármacos, cerca de un tercio requieren tratamientos más sofisticados.
En los casos no controlados la intervención quirúrgica puede ser una opción, pues desde hace tiempo existe, por ejemplo, un innovador robot estereotáctico que ayuda a tratar a pacientes que antes se consideraban inoperables.
Esta tecnología disponible en lugares como la Clínica Cleveland, en el sur de la Florida (Estados Unidos), desde 2009, facilita la realización de procedimientos neurológicos que requieren planificación quirúrgica con datos preoperatorios, registro de pacientes, posicionamiento preciso y manejo de instrumentos.
El brazo del sistema, diseñado para manipular instrumentos diminutos, posee amplia capacidad de movimiento y para asumir diferentes posiciones, lo que aumenta la precisión en la intervención y conlleva a una recuperación más rápida para los pacientes.
Otra opción para casos en los que la epilepsia no está bien controlada es la llamada Neuroestimulación Sensible que se realiza con ayuda de un pequeño dispositivo que se implanta en el cráneo del paciente, el cual vigila la actividad cerebral y libera pulsos eléctricos cortos para determinar la actividad convulsiva (los tipos de estimulación incluyen cerebro profundo, cortical intracraneal y nervio vagal) y entonces facilitar al médico decisiones más acertadas sobre el mejor tratamiento a seguir.
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