Cuando la tragedia acontece en cualquier rincón del mundo la ayuda humanitaria se vuelve indispensable; sin embargo, en ocasiones esta intervención se realiza de forma descuidada y termina dando lugar a problemas de salud que ponen en riesgo la vida de poblaciones de por sí sensibles.
En el segundo semestre de 2010, como seguramente recordarás, un devastador terremoto azotó Haití dejando miles de víctimas mortales y un sinfín de damnificados más; tragedia tras la cual diversos organismos se trasladaron a la zona para ayudar a los sobrevivientes, entre dichas organizaciones se encontraba la ONU, quien a seis años de la tragedia ha aceptado su papel en la subsecuente epidemia de cólera que continúa enfermando a los haitianos.
“La ONU se encuentra convencida de que debemos de hacer mucho más en cuanto a nuestro propio involucramiento en el brote inicial (de cólera) así como para aliviar el sufrimiento de aquellos afectados por el cólera”, indicó el jueves pasado Farhan Haq, vocero de la Organización de las Naciones Unidas.
Según detallan diversos informes, el cólera se encontraba prácticamente erradicado de Haití por más de un siglo, esto hasta finales de 2010 cuando un brote de esta enfermedad se presentó tras el arribo de los Cuerpos de Paz de la ONU, brote que coincidía perfectamente con otro brote surgido en Nepal, la parada anterior de los Cuerpos de Paz, donde las pobres condiciones sanitarias y de drenaje facilitaron la aparición de dicha enfermedad.
A raíz de dicha situación la ONU se convirtió en el blanco de diversas denuncias por parte de grupos de activistas en 2013, mismas de las cuales el organismo salió bien librado debido al carácter propio de la organización, pese a haberse determinado que el brote se originó en los campamentos de las Naciones Unidas en la nación caribeña.
Cabe destacar que a partir del brote de cólera que se presentó en 2010 a raíz de la llegada de los Cuerpos de Paz de la ONU, la enfermedad se ha vuelto endémica de Haití y cada año miles de personas caen víctimas de la misma.
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