En el marco del Día Mundial de la Tuberculosis (24 de marzo), la Organización Mundial de la Salud (OMS) lazó un código ético que pretende guiar la atención prestada a pacientes con este padecimiento a fin de reducir el estigma y discriminación que enfrentan.
Entre los principales objetivos del documento se encuentra acabar con prácticas como el aislamiento involuntario del enfermo a menos que se trate de casos excepcionales.
Cifras proporcionadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) con motivo de esta celebración indican que en 2015 había 268 mil 500 individuos infectados y 24 mil 500 fallecieron por esta causa en América (incluyendo casos de personas que también presentaban afectación por VIH), mientras que 50 mil personas con tuberculosis no son diagnosticadas.
El rechazo que suelen sufrir los enfermos con tuberculosis, indica la guía, se relaciona con las dificultades que encuentra el tratamiento (por su duración y toxicidad de las medicinas) y el gasto que causa en entornos que, en la mayoría de las ocasiones, ya padecen pobreza y exclusión.
En rueda de prensa, Ernesto Jaramillo, especialista del Programa Global para la Tuberculosis de la OMS, destacó que el aislamiento es el último recursos y sólo se justifica cuando todas las alternativas han sido agotadas y bajo ciertas condiciones estrictas.
Explicó que en esos caos se oponen los derechos humanos del paciente y el riesgo para la salud pública.
De acuerdo con la OMS, la tuberculosis mata a 5 mil personas cada día, unos 10,4 millones cada año. Por ello, la “Ethics guidance for the implementation of the End TB strategy” aborda temas polémicos, no sólo el aislamiento de los pacientes contagiados, también, por ejemplo, sus derechos en caso de estar encarcelados y las políticas discriminatorias contra los migrantes afectados por el padecimiento, entre otros temas.
Imagen: OMS