- Cada 2 de noviembre se conmemora el Día de Muertos, una de las tradiciones más populares en México.
- El objetivo detrás de esta efeméride es colocar un pequeño altar en los hogares y centros de trabajo para recordar a las personas que ya fallecieron.
- Los principales elementos de una ofrenda de muertos son velas, incienso y papel picado pero detrás de estos elementos hay algunos riesgos para la salud.
Una de las fechas más especiales para la población mexicana está a punto de ocurrir. Se trata del Día de Muertos y una de las tradiciones más comunes es colocar una ofrenda en todas las casas y lugares de trabajo. Es una tradición que surgió desde hace siglos y a la fecha se mantiene vigente como una forma de recordar a todas las personas que ya fallecieron.
Aunque el 2 de noviembre es el día de la celebración oficial, desde días antes empiezan los festejos. El pan de muerto, el papel picado y los altares llenos de colores, aromas y sabores son una constante. Con eso se crea un ambiente único para recordar a nuestros seres queridos. Pero aunque es una tradición milenaria también se debe tener mucho cuidado porque detrás de las buenas intenciones hay varios riesgos para la salud.
Las velas, el incienso y, en ciertos casos, la característica flor de cempasúchil generan partículas que pueden provocar afecciones a la salud. No por esto se debe dejar de celebrar a los que ya no están pero sí se pueden reducir los contaminantes que se respiran al interior de los hogares.
Consejos para colocar una Ofrenda de Día de Muertos
Reduce el uso de velas. Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirman que encender una vela resulta más contaminante que utilizar un cigarro electrónico. Esto se debe al proceso de combustión procedente de la vela y al material que la conforma. La parafina es un derivado del petróleo que contiene contaminantes como el benceno o el naftaleno.
Al momento de encenderse y respirar el humo, estos compuestos pueden llegar a provocar asma o alergias, entre otros padecimientos más peligrosos. Sin mencionar que se queman más rápido y expulsan más dióxido de carbono, además, generan residuos tóxicos no biodegradables.
Limita el uso de incienso y copal. Estos dos son elementos básicos en una ofrenda, pero también pueden resultar peligrosos para la salud. El humo del incienso contiene más agentes citotóxicos y genotóxicos que el humo de los cigarrillos, además de componentes mutagénicos, todos ellos relacionados con el desarrollo del cáncer. Estas partículas son inhaladas y quedan atrapadas en los pulmones , lo que puede causar una reacción inflamatoria, de acuerdo con el estudio publicado en el Springer’s Journal Environmental Chemistry Letters.
Cuidado con el polen del cempasúchil. La ‘flor de muerto’ o cempasúchil es utilizada para trazar el camino del difunto hacia su ofrenda; sin embargo, puede desencadenar alergias por el polen que libera.
Mobiliario: El mueble en el que se coloca la ofrenda también podría contaminar el espacio. El motivo es porque muchos utilizan derivados de formaldehído en adhesivos y revestimientos, especialmente si son de madera aglomerada, contrachapada o MDF.
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