Una investigación realizada por expertos de la Universidad de Harvard encontraron que el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) tendría su origen en cuatro genes.
De acuerdo con los hallazgos publicados en la revista Nature Communications, los científicos aislaron los genes asociados a este trastorno mental caracterizado por preocupación, pensamientos recurrentes, miedo, inquietud, entre otras características.
A pesar de que no existe una cura para este problema, algunos tratamientos que incrementan los niveles de serotonina podrían ayudar. Algunas investigaciones han demostrado también que el TOC pude ser una afección hereditaria y es aquí donde se enfocaron los investigadores estadounidenses.
Para la realización del estudio los autores obtuvieron muestras genéticas de 592 personas que fueron diagnosticadas con TOC y 560 personas sanas, como grupo de control.
Una vez recolectadas las muestras, los expertos decidieron estudiar 600 genes específicos que estarían relacionados con el TOC, y en algunos casos, con el autismo, ya que muchas personas con espectro autista suelen tener comportamientos repetitivos. Después de varios estudios, los investigadores aislaron cuatro genes que eran diferentes en las personas que padecían trastorno obsesivo-compulsivo, los cuales desempeñan un papel importante en la creación de circuitos cerebrales asociados en la formación de enlaces entre las regiones del tálamo, el cuerpo estriado y la corteza.
Los científicos informaron que se trata de un descubrimiento muy importante, puesto que el cuerpo estriado del cerebro interviene en el aprendizaje y también en la transmisión de mensajes del tálamo a la corteza cerebral.
“Creemos que estos cuatro genes son los responsables de que los niveles serotonina sean más altos o bajos en las personas con TOC, lo que podría causar que la información que interpreta el cerebro sea interrumpida, causando fallas en el circuito cerebral. Uno de los genes identificados, el HTR2A, codifica un receptor de serotonina, un neurotransmisor relacionado con la ansiedad, el estrés, algunas fobias y la depresión”, dijeron los investigadores.