Obesidad infantil un verdadero fenómeno no saludable

La obesidad infantil es una enfermedad crónica, multifactorial y muy compleja, que suele iniciar muy temprano y se constituye como un problema creciente de salud pública. El tratamiento de la obesidad está fundamentado en la dieta y el ejercicio físico. Sin embargo, los aspectos socio-familiares y psicológicos, que juegan un papel crucial en el control de la obesidad, no son considerados durante el tratamiento de la enfermedad.

La prevalencia de la obesidad infantil ha aumentado en las últimas décadas hasta convertirse en un problema de salud pública y los factores psicosociales relacionados con la obesidad infantil, deben estar incluidos en las intervenciones terapéuticas para que sean eficaces. Para lo cual es necesario partir de algunos interrogantes: ¿Qué factores psicosociales están relacionados con la obesidad infantil?; ¿Cómo inciden y se articulan los factores socioculturales con lo psicológico?; ¿Qué modos de intervención debemos emplear para que tenga resultados posibles y verdaderos?

Los factores psicosociales relacionados con la obesidad infantil

  • Factores individuales.
  • Las relaciones personales.
  • Las perspectivas.

La conducta y los mecanismos de defensa del menor obeso

La polifagia, la pasividad y la inactividad son características de un niño obeso. Generalmente asociado a un sentimiento de inseguridad, con el predominio de la oralidad y la falta de motricidad que lo hace sentirse insatisfecho. En el que la misma inactividad podría estar relacionada con la dificultad de la separación del objeto materno. Impidiendo que reconozca sus propios límites. Con la pasividad logra mantener la dependencia negándose a alcanzar sus propias metas.

Los niños y adolescentes obesos y con sobrepeso tienen la tendencia a seguir siendo obesos en la edad adulta lo que genera mayores probabilidades de padecer enfermedades no transmisibles a más temprana edad como enfermedades cardiovasculares y diabetes. La obesidad, el sobrepeso y las enfermedades ligadas a esta patología son en gran medida prevenibles. Por consiguiente, se debe dar prioridad a campañas educativas encaminadas a la prevención de la obesidad infantil.

Es deber de los padres alentar a sus hijos a realizar actividades físicas habituales y fomentar los hábitos alimenticios saludables. Todo esto será muy fácil de aprender si los padres llevan un estilo de vida saludable. El ejemplo es la mejor herramienta para educar[1].

Con el fin de frenar la epidemia de obesidad infantil es necesario el compromiso de las entidades gubernamentales, de las instituciones de salud tanto públicas como privadas, de las asociaciones internacionales y de la sociedad civil, que juegan un papel fundamental en la creación de entornos saludables, atención nutricional adecuada y asequibilidad a los sistemas de salud.

Es muy alto el porcentaje de recaídas y fracasos en el tratamiento de la obesidad infantil. Lo que jamás fracasará es la prevención de obesidad, la modificación de los hábitos alimentarios y estilos de vida es la conducta correcta y preferente. Es mucha la literatura científica que muestra los aspectos que se deben contemplar para la prevención y reducción, a nivel selectivo y universal, de la obesidad infantil.

[1] https://www.who.int/dietphysicalactivity/childhood_parents/es/

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