Por segunda vez en un caso humano, investigadores de la Universidad de Yale, Estados Unidos, hallaron que una célula de melanoma y un glóbulo blanco son capaces de mezclarse para formar un híbrido con la capacidad de causar metástasis.
Este descubrimiento publicado en la revista Plos One, da a conocer más información para entender cómo se expande el melanoma y otros tipos de cáncer a partir de tumores sólidos con implicaciones para el tratamiento futuro.
Los expertos mencionaron que el cáncer se vuelve mortal cuando las células malignas se propagan de un tumor primario a otros órganos y tejidos. Así, de acuerdo a una teoría propuesta por primera vez hace más de un siglo, el científico y autor principal del nuevo estudio, John Pawelek, colaboró con otros investigadores en el Centro Médico Anschutz de la Universidad de Colorado y el Laboratorio Criminal de Denver, para saber cómo el cáncer se expande desde los tumores sólidos.
El equipo de investigación estudió biopsias tumorales de un paciente con melanoma maligno que había recibido un trasplante de médula ósea antes de desarrollar cáncer. Posteriormente compararon el ADN del melanoma primario y de los ganglios linfáticos donde el cáncer se había diseminado y, en ambos sitios, encontraron una mezcla de ADN del paciente y del donante.
Los investigadores mencionaron que la presencia del ADN mixto paciente-donante podría indicar que los glóbulos blancos que por lo general atacan a las células cancerosas se fusionan con ellas, transformándose en un híbrido genético que luego se extiende, detalla Pawelek.
“La célula cancerosa y el ADN de las células blancas se mezclaron en el mismo núcleo. El híbrido tiene tanto la propensión de los glóbulos blancos a moverse hacia los ganglios linfáticos como las características de división del tumor primario”, explicó el científico.
De esta forma el estudio actual ayudó a confirmar un hallazgo anterior publicado por John Pawelek y su equipo de trabajo en 2013, que también detectó células híbridas en un paciente con melanoma metastásico que había recibido un trasplante de médula ósea.
“Tenemos que enfocarnos en cómo ocurre realmente la fusión entre los glóbulos blancos y las células cancerosas. Hay una buena cantidad de pasos involucrados en ese proceso y esos pasos son todos vulnerables de ser objetivos”, dijo Pawelek, quien agregó que las terapias futuras podrían aspirar a prevenir la fusión de células derivadas de la médula ósea o limitar la integración de genes fusionados en híbridos.