Para entender ciertos procesos es necesario tener muy claros los conceptos; entonces es razonable iniciar este articulo con una definición médica de inflamación, definida como el proceso que dispone el cuerpo para proporcionar las sustancias químicas y los nutrientes curativos necesarios para ayudar a reparar un daño. Se consideran tres tipos de inflamación reconocidas como subaguda, aguda y crónica.
La inflamación aguda produce señales de peligro con producción de citoquinas u otras quimioquinas que van a activar tanto al fibroblasto como al macrófago, para que éstos produzcan una serie de citoquinas y quimioquinas proinflamatorias. Estas señales de peligro van a activar también a células dendríticas inmaduras, que migrarán hacia los linfonodos regionales para iniciar una respuesta inmune adaptativa. Estos son ejemplos de inflamación aguda, que es una respuesta temporal y útil ante una lesión o una enfermedad. Una vez que desaparece el peligro, también desaparece la inflamación.
Cuando la inflamación aguda pasa de una respuesta inmune innata o inespecífica a una de tipo adaptativa aparece la inflamación crónica. Sucede que los linfocitos, macrófagos y fibroblastos infiltran el tejido y persisten en él por mucho tiempo, prolongando el proceso inflamatorio. Por lo tanto, la inflamación crónica es un trastorno lento y progresivo causado por un error del sistema inmunitario que mantiene el cuerpo en un estado prolongado de alerta máxima constante, según Robert H. En esta afectación la acumulación de macrófagos persiste por distintos mecanismos, entre ellos, reclutamiento continuo desde la circulación y proliferación local de los macrófagos que tendrían una sobrevida prolongada en el foco inflamatorio. Los fibroblastos jugarían un rol importante en el mantenimiento de estos fenómenos.1
La inflamación excesiva o crónica, es una característica destacada de muchas enfermedades como la esclerosis múltiple, la artritis y las enfermedades inflamatorias del intestino. Cuando aumentan los niveles de inflamación, también aumenta el riesgo de enfermedad. Pero entender esto puede ser difícil, ya que cuando uno se enferma los niveles de inflamación aumentan naturalmente porque el cuerpo combate la enfermedad. En otras palabras, la inflamación es tanto buena como mala.
Hallan una nueva forma de “frenar” la inflamación excesiva mediante la regulación de un tipo de glóbulo blanco clave para nuestro sistema inmune que tiene el potencial de proteger al cuerpo del daño causado por enfermedades inflamatorias.
Los investigadores han descubierto que una proteína llamada arginasa-2 actúa a través de la fuente de energía de las células de macrófagos, conocidas como mitocondrias, para limitar la inflamación. Específicamente, han demostrado por primera vez que la arginasa-2 es fundamental para disminuir una potente citocina inflamatoria llamada IL-1.2
Es posible que se puedan desarrollar terapias novedosas para el tratamiento de enfermedades inflamatorias, pero en el caso de los medicamentos antiinflamatorios no se ha aprobado ninguno para combatir la inflamación leve crónica, en última instancia, mejorar la calidad de vida de las personas con estas afecciones repercute en la manera más fácil, estar al día con las vacunas y lavarse las manos con frecuencia, porque las infecciones causan inflamación.
Referencias bibliográficas
- Zimmerman M. ¿Podría la reducción de la inflamación ser la cura de todo? [Internet]. AARP. 1 de noviembre de 2019 [citado el 11 de abril de 2021]. Disponible en: https://www.aarp.org/espanol/salud/enfermedades-y-tratamientos/info-2019/reducir-la-inflamacion-para-curar.html
- De Web consultas R, editor. Descubren una nueva forma de detener la inflamación excesiva [Internet]. Vol. Salud. REDACCIÓN DE WEBCONSULTAS; 2021. [consultado: 10 de abril de 2021] Disponible en: https://www.webconsultas.com/noticias/salud-al-dia/enfermedad-de-crohn/descubren-una-nueva-forma-de-detener-la-inflamacion.
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