Durante el fin de semana pasado, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue sorprendido saliendo del Instituto Nacional de Cardiología. Si bien el tabasqueño dijo que se trataba de una revisión de rutina, se ha discutido en medios y el sector político si la salud del fundador de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) es cuestión de seguridad nacional.
AMLO hizo referencia al renovado interés mediático por su salud cardiovascular y mental durante un evento público en el Estado de México (EdoMex). Después de reunirse en privado con el gobernador Alfredo del Mazo, acusó a los medios de comunicación de querer desestabilizar su cuarta transformación. Aseguró que los cambios llegarán y no habrá más privilegios.
Hay esta prensa conservadora que saca de contexto las cosas, por decir lo menos, o mienten. Ahora, por ejemplo, hay una campaña desatada hablando de que ya estoy chocheando, que estoy enfermo. Estoy al 100, gozando de cabal salud; entonces, que no se anden frotando las manos, se van a quedar con las ganas. Hay presidente electo para muchos años.
Previo a su visita de cardiología, durante la campaña presidencial, múltiples medios afirmaron que el ex-jefe de Gobierno capitalino recibía visitas periódicas de especialistas de salud cubanos. AMLO negó estos rumores, calificando a los responsables de esta presunta información como prensa fifí. En su declaración en EdoMex, el tabasqueño afirmó que los canales de comunicación solo prestan atención a algunos temas, desdeñando los temas que él considera relevantes.
Si bien las afirmaciones de AMLO sobre su estado de salud físico y mental parecen ser ciertas, el presidente electo sufrió de un ataque al corazón en 2013. Si el tabasqueño sufriera otro infarto en las próximas semanas, entrarían en acción múltiples mecanismos constitucionales para asegurar que el próximo primero de diciembre un nuevo Ejecutivo federal sustituya a Enrique Peña Nieto.