Un estudio realizado por las universidades de Stanford y Iowa, podría haber descubierto la causa por la cual las niñas y las adolescentes son más proclives a desarrollar estrés postraumático que sus contrapartes masculinas.
De acuerdo a los investigadores, esta situación podría deberse a un aspecto neurobiológico que depende en gran medida del sexo de la persona, puesto que situaciones traumáticas y graves frecuentes no afectan de igual forma el cerebro de las mujeres que el de los hombres.
Los expertos llegaron a estas conclusiones luego de revisar las resonancias magnéticas del cerebro de 59 niños y jóvenes de ambos sexos, de entre 9 y 17 años, con y sin estrés postraumático (EPT).
En el grupo control no encontramos diferencias en la estructura cerebral entre sexos, pero sí hallamos que entre las niñas que fueron sometidas a situaciones de trauma, la estructura cerebral encargada de procesar las emociones (ínsula), tenía un menor volumen, una disminución que no presentaron los varones”, explicó Megan Klabunde, autora principal del estudio, especialista en neurociencias de la Universidad de Stanford.
“La disminución de la ínsula podría estar relacionado con una pubertad más temprana en niñas traumatizadas y con una mayor gravedad y cronicidad de las manifestaciones del EPT en las mujeres. Por tal razón, es importante que quienes trabajan con niños y jóvenes traumatizados tomen en cuenta las diferencias sexuales, ya que de acuerdo a las investigaciones, es posible que niños y niñas pueden presentar distintos síntomas de trauma, por lo que el tratamiento debe ser diferente”, expresó Klabunde, quien resaltó la necesidad de incrementar políticas que ayuden a proteger a niñas y niños de la violencia, a nivel mundial.