A pesar de que los medicamentos fueron creados para combatir distintas enfermedades, su efectividad no es eterna. En primera instancia, en años recientes se ha observado que cada vez se requieren dosis mayores debido a la farmacorresistencia. El consumirlos sin la autorización de un médico ha provocado que los microbios y bacterias cada vez sean más resistentes.
A su vez, otro aspecto que se debe considerar es que los medicamentos no son eternos. Cuentan con un período de vida y después de la fecha de caducidad, se debe evitar su consumo. Más allá de que ya no cuenten con la misma efectividad con la que fueron creados, inclusive pueden ser dañinos para la salud.
Lo anterior sirve para ilustrar un lamentable caso que se registró en Perú. Fue en la comunidad de Chipillico donde una niña de 4 años falleció a consecuencia de tomar un jarabe para la tos que estaba caducado.
De acuerdo con las investigaciones, la menor halló el frasco en un cajón y lo ingirió, lo que provocó que se desmayara. De inmediato fue llevada a un hospital cercano, en donde se le realizó un lavado gástrico. Por desgracia no fue suficiente y la niña falleció en el nosocomio.
Al respecto se han generado diversas dudas, como la responsabilidad de los padres en el caso. En primer lugar, el colocar los medicamentos en espacios al alcance de niños. Las consecuencias, como ya se observó, pueden ser devastadoras.
Otro punto que se debe tomar en cuenta es la costumbre de acumular medicamentos y jamás observar su fecha de caducidad. Por eso es muy importante hablar con los pacientes y explicarles que eviten cualquiera de las prácticas mencionadas.