Un equipo de científicos y neuroinvestigadores del Boston Children’s Hospital (BCH), uno de los centros de estudios neurocientíficos más destacados que existen en los Estados Unidos, presentó un trabajo que dejó ver una nueva forma en la que los sensores establecidos en el ojo humano perciben la luz que está suspendida en el ambiente. Un estudio que podría ser el inicio de una investigación más profunda.
Con esto en mente y de acuerdo con la información plasmada en un artículo publicado por la cadena de noticias del portal RTVE, la explicación de los investigadores radica en el trabajo que las neuronas de la retina distribuyen equitativamente para identificar los diferentes rangos de luz. Estas conexiones se sintonizan con el cerebro y de acuerdo con la luz a la que se someta se intercambiarán las neuronas para tales efectos.
En este sentido y conforme a las declaraciones del doctor Michael Do, médicos especialista del Centro de Neurobiología en el BCH y uno de los principales responsables del estudios publicado en la revista Cell, reconoció esta distribución de las labores sensoriales en el ojo como uno de los hallazgos más representativos en el campo de las neurociencias.
¿Cómo se construye un sistema sensorial que cubre un rango tan amplio? Parece un problema sencillo, pero la solución que encontramos fue mucho más compleja de lo esperado. Separadas de las varillas y los conos de la retina, que detectan principalmente la forma y el movimiento, hay otras neuronas sensibles a la luz especializadas en la visión de ‘no-imagen’, usadas para ajustar nuestros relojes corporales, regular el sueño y controlar los niveles hormonales.
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