Ya desde 2017, la nefrología era una especialidad ampliamente necesitada en México. Entonces, el 70 por ciento de los profesionales de salud con esta preparación se concentraban en la capital del país, Guadalajara y Monterrey, mientras el resto luchaba por cubrir las demandas del resto de la población, con ciudades donde incluso no existía un solo médico para enfermedades renales.
A un año de distancia, la demanda por especialistas en nefrología no se ha hecho más pequeña; si acaso, ha ido incrementando poco a poco. Omar de Jesús Ruiz, director de la Federación Mexicana de Enfermos Trasplantados Renales (Femetre), apuntó que solo existen mil 190 profesionales con las habilidades requeridas para tratar estas condiciones, lo que significa un déficit de mil 800 para cubrir la recomendación de cobertura señalada por instituciones globales.
Tanto la Organización Mundial/Panamericana de la Salud (OMS/OPS) como la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión (SLANH) recomendaron a México contar con 20 de estos especialistas por cada millón habitantes para finales del 2019. Pero de acuerdo con el director de Femetre en una entrevista con El Sol de México, así como hace un año, el número es todavía de apenas nueve por millón. Ruiz apuntó que el problema también se origina desde el tema de educación.
[En las universidades no hay una carrera que incluya la nefrología, y] dado que tenemos un número creciente de enfermos renales, nuestra exigencia y recomendación al nuevo gobierno, a la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Secretaría de Salud (SSa) es que sea una materia obligatoria en el tronco común de la carrera de medicina, no solo como una especialización.
Ruiz también señaló que se debe informar desde la sociedad civil a pacientes y universitarios sobre la gran necesidad que existe en México por la nefrología. Afirmó que, si se empieza a interesar a los estudiantes en condiciones como la Enfermedad Renal Crónica (ERC), se podría reducir el índice de mortalidad en el país.
Apuntó que, como existen pocos especialistas en nefrología, el diagnóstico promedio de la ERC es todavía tardío. Apuntó que, mientras no se fomente un interés en el área dentro de México, la mejor estrategia para reducir la mortalidad es realizar campañas para concientizar a los profesionales del primer nivel, con el fin de que aprendan a detectarla más fácilmente.