De acuerdo con el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INCMyNSZ), las enfermedades vasculares cerebrales (EVC) son la tercera causa de muerte en México y la segunda causa de defunción en Latinoamérica.
En nuestro país, algunos datos señalan que existe una incidencia de 230 casos en adultos por cada 100 mil habitantes. Al respecto, el neurólogo Fernando Góngora Rivera, presidente de la Asociación Mexicana de Enfermedad Vascular Cerebral (Amevasc), explicó que existe una incidencia de 230 casos en adultos por cada 100 mil habitantes. Enfatizó que el desconocimiento de los signos y síntomas dificulta el tratamiento de este padecimiento que puede ser mortal en el 25 por ciento de los casos.
Debido a lo impactante de estas estadísticas, Góngora Rivera mencionó que el infarto cerebral podría formar parte del Fondo contra Gastos Catastróficos del Seguro Popular, por lo que podría asignarse una partida de recursos etiquetados para ofrecer un mejor tratamiento durante las primeras horas de evolución.
Médicos deben estar mejor preparados para tratar EVC
El presidente de la Amevasc indicó que la asociación a su cargo ha tenido varios acercamientos con la Secretaría de Salud y la Cámara de Diputados para garantizar el tratamiento agudo de infarto cerebral isquémico para aquellos pacientes que se encuentran en una ventana terapéutica de aproximadamente cuatro horas y media.
Para ofrecer un tratamiento eficaz y seguro, es necesario que los médicos estemos bien preparados. Por eso estamos trabajando en un programa de capacitación que puede extenderse a todos los niveles, desde estudiantes y médicos residentes, enfermeras, personal administrativo, especialistas y directores de hospitales. El programa sería online y también ofreceríamos un sistema de educación continua en forma de talleres presenciales”, dijo Fernando Góngora Rivera.
Finalmente, el experto mencionó que la Amevasc envió al Poder Legislativo la propuesta de un punto de acuerdo orientado a la elaboración de una Norma Oficial Mexicana que integre los protocolos necesarios para el manejo correcto de la EVC debido a que los afectados son atendidos por médicos de diferentes especialidades con formaciones y puntos de vista particulares, es decir, neurólogos, cardiólogos, médicos internistas, urgenciólogos, especialistas en rehabilitación y neurocirujanos, entre otros.