El alto consumo de alcohol sigue siendo un problema en la sociedad mexicana y más en épocas como navidad. Las estadísticas así lo constatan. A falta de conocer los datos de 2023, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2022, un 40.4% de la población adulta mexicana consumió alcohol en exceso durante el año pasado.
Los datos también son preocupantes entre la población adolescente, cuya cifra en cuanto al consumo excesivo llegó al 13.9%. Por sexo, tanto en adultos como en adolescentes, la prevalencia fue mayor en hombres que en mujeres, con diferencias más significativas en entre la población adulta.
“No es que un exceso puntual de su consumo implique una adicción al alcohol, pero evidentemente estamos hablando de una conducta que implica más riesgo para caer en una adicción a él que la de alguien que no lo consume o sabe muy bien cuándo debe parar de beber. La adicción, por definición, es la consecuencia directa de un consumo abusivo y prolongado de bebidas alcohólicas”, afirma Bernardo Ruiz Victoria, psicólogo especialista en Psicología Clínica, fundador y director del Programa Victoria para la rehabilitación de adicciones.
Con las fiestas de navidad la ingesta de alcohol suele incrementarse considerablemente. Las bebidas de este tipo parecen tener que formar parte de la celebración sí o sí; como si no se pudiera festejar de otra forma.
El consumo seguro no existe
Como regla para la población en general, este experto en prevención y tratamiento de adicciones aconseja beber muy poco y con muy poca frecuencia. “Lo mejor es mantener el consumo de alcohol dentro del contexto de las comidas, pero nunca a diario, y siempre en cantidades muy pequeñas. También es muy importante no utilizar el alcohol como “remedio” para estados de ánimo negativos o dificultades emocionales de cualquier tipo. Esa clase de consumo es un camino directo a la adicción”, indica.
Para él, el consumo seguro no existe. “En el mejor de los casos se puede hablar de bajo riesgo, y eso con muchas precauciones”, advierte. “En el momento que se alcanza un primer punto de embriaguez, ya se ha superado el límite de la moderación. Seguir bebiendo a partir de esa primera sensación, que suele ser agradable, es una conducta de riesgo evidente”.
Diversos estudios realizados en los últimos años consideran como consumo de bajo riesgo cuatro unidades (copas o vasos de vino o cerveza) al día, sin superar 20 a la semana en varones; y tres al día -no más de 15 a la semana- en mujeres. Pero el especialista vuelve a insistir… “Bajo riesgo no significa seguro. Y, estando dentro de esos límites, para algunas personas sigue siendo un consumo de “alto riesgo”. Por ejemplo, para mujeres embarazadas, personas bajo tratamiento médico con ansiolíticos y otros fármacos incompatibles con el alcohol, personas con dolencias hepáticas, pancreáticas, etc. Y, por supuesto, para personas que han dejado de beber porque habían desarrollado una adicción. En todos estos casos el único consumo seguro es cero”, insiste.
Presión social para beber
Precisamente, en medio de tanta fiesta, los adictos que han dejado de beber y no quieren volver a caer en el alcohol, son especialmente sensibles a esta presión por consumirlo. ¿Significa esto que tienen estas personas un mayor riesgo de recaída durante las fiestas navideñas?
Para Ruiz Victoria, “es cierto que en Navidad hay una mayor presión social hacia el consumo de alcohol, pero si una persona ha seguido correctamente un programa terapéutico, debe haber aprendido a manejar esas situaciones sin problema”.
¿Y cómo evitar una recaída? El especialista mantiene que la persona en cuestión debe haberse preparado previamente de una manera eficaz. “Debe conocer las situaciones de riesgo que le pueden afectar y tener preparadas respuestas adecuadas para cada una de ellas. Eso es parte del proceso terapéutico necesario para superar una conducta adictiva”, comenta.
Evitar situaciones de riesgo es, sin duda, una estrategia adecuada en muchos casos para no sufrir recaídas -mantiene este psicólogo-, pero no es la única. “La persona que toma conciencia de su adicción y decide dejar de beber tiene que aprender a desenvolverse sin alcohol en contextos sociales normales donde otras personas sí consumen bebidas alcohólicas.” No obstante, insiste, “esto es parte del trabajo terapéutico y hay que individualizarlo y personalizarlo en cada caso concreto. No soy partidario de dar una regla general”.
Como conclusión para afrontar las fiestas navideñas, Ruiz Victoria da dos pautas fundamentales a tener en cuenta por las personas que no quieren volver a caer en el consumo de alcohol. “Para vivir la Navidad desde la sobriedad solo hace falta un sincero deseo de hacerlo así y tener la clara determinación de conseguirlo”. Eso sí, si estas fiestas se le ponen cuesta arriba a cualquier persona que ha dejado el alcohol, le aconseja buscar ayuda terapéutica individualizada, pues “puede ser necesaria en algunos casos para evitar recaídas”.
También lee:
Médico fallece durante un partido de fútbol por celebrar un gol: Historia completa
Médicos del IMSS salvan brazo a paciente con desprendimiento parcial
Cofepris presenta nuevas guías de registro sanitario para medicamentos y dispositivos