Un equipo multidisciplinario de científicos e investigadores de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología (MISiS), en coordinación con especialistas de la Facultad de Química de la Universidad Estatal, ambas en la ciudad de Moscú, Rusia, han desarrollado una tecnología con la capacidad para hacer más sencillos los procesos de:
- Toma de muestras de sangre;
- Conservación del material genético;
- Transporte de las muestras sanguíneas; y hace más seguros y baratos los,
- Análisis de sangre.
En este orden de ideas y conforme a la información materializada en un artículo publicado por el diario local El Siglo de Coahuila, esta innovación tecnológica se desarrollo gracias a la necesidad de ajustar el procedimiento que podría verse afectado debido a las condiciones climatológicas de Estado ruso.
Cuando se trata de este tipo de materiales, el tiempo es crucial, dado que en caso de una posible violación de las condiciones de transporte o conservación, en lo que se refiere a temperatura o tiempo, las propiedades específicas de las muestras de sangre pueden cambiar y los resultados de análisis serían, necesariamente, incorrectos.
Con esto en mente, Alexandr Ósipov, uno de los principales colaboradores en el estudio y catedrático de Nanosistemas Funcionales de MISiS, explicó que para el análisis de sangre el método convencional es complicado, ya que las piezas de celulosa no se fabrican en Rusia. Además, para analizar la sustancia seca es necesario un equipo especial con mayor costo y que no está disponible en todas las clínicas.
Debido a la estructura complicada de la celulosa, la sangre se distribuye por la pieza de forma irregular y se absorbe por la sustancia, lo que tergiversa mucho los resultados. Por esa razón, se han fabricado piezas para la toma de muestras, con una sustancia inorgánica porosa que contiene nanopartículas metálicas.
En términos generales, gracias al desarrollo de esta nueva sustancia las muestras se secan casi dos veces más rápido, lo que acelera el proceso de preparación de muestras.
En MISiS destacaron que el costo de la propia pieza es unas cinco veces menor que el costo de las piezas de celulosa de fabricación industrial que se importan: 40 rublos (71 centésimos de dólar) contra 180 rublos (unos 3.2 dólares). En caso de que se empiecen a fabricar en masa el precio se reduciría.
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