A través de recientes investigaciones se ha identificado el papel que tiene la musicoterapia contra el cáncer. No es un remedio pero sí funciona como tratamiento complementario a las terapias farmacológicas para mejorar la calidad de vida de los pacientes. ¿Pero sabes en qué consiste?
De acuerdo con la American Music Therapy Association esta técnica consiste en el uso clínico y basado en evidencia científica de intervenciones musicales para lograr objetivos individualizados. Una parte importante es que debe ser impartida por un profesional acreditado porque no cualquiera puede ofrecer este tratamiento.
¿Cómo funciona la musicoterapia contra el cáncer?
En el pasado se ha identificado el papel de la musicoterapia contra diversos tipos de demencia pero ahora se identificó que también es de utilidad en casos de cáncer. No es necesariamente curativa pero ayuda en aspectos importantes del paciente, ya sean físicos, cognitivos, psicológicos y sociales.
Al respecto, Clarissa Grayson, musicoterapeuta certificada del Hospital Houston Methodist, afirma que el tratamiento de musicoterapia se individualiza según las preferencias, elecciones y objetivos musicales del paciente, a través de la relación terapéutica.
“La música ayuda a reducir la ansiedad, la percepción del dolor, elevar el estado de ánimo y aumentar la expresión creativa y emocional, brindando oportunidades de elección y autonomía”.
Tipos de musicoterapia que existen
Hay dos tipos de intervenciones: la musicoterapia activa, donde el paciente tiene un papel más importante con la intervención de música en vivo, incluso puede participar en la composición de canciones.
“Colegas míos acaban de sacar un álbum de sus pacientes con cáncer, en él ponen música a la poesía de muchos de ellos, y fue realmente impresionante ver que hay muchas oportunidades para las expresiones creativas en personas que padecen un tumor”.
Este tipo de terapia activa también incluye la creación de listas de reproducción, y eso es importante por la relación emocional que existe con determinadas canciones. A veces, la letra puede coincidir con lo que los pacientes sienten y experimentan, de modo que puedan validar sus emociones.
El segundo tipo es la musicoterapia pasiva, que, en palabras de la terapeuta, es muy útil cuando alguien está ansioso y cuando necesita apoyo con su tratamiento contra el cáncer. Si el paciente tiene miedo a las agujas pero debe recibir hierro o una quimioterapia es de utilidad como una técnica de relajación. A diferencia de la técnica anterior consiste en utilizar la música de fondo y no en vivo.
“En este caso, tocaremos más suave y un poco más lento, y usaremos el principio ISO, según el cual la música disminuye gradualmente la velocidad, con el corazón y la frecuencia respiratoria entrenando, haciéndolos también disminuir e inducir la relajación durante la musicoterapia”.
Con la musicoterapia pasiva, el terapeuta dirige la sesión bajo el permiso del paciente, su preferencia musical y los objetivos individualizados, pero siempre respondiendo a lo que se observa en el paciente: incluso un pequeño levantamiento de cejas, una pequeña disminución de la tensión facial, una sonrisa, puede sugerir que vamos en la dirección correcta.
En musicoterapia, existe el principio Benenzon que establece que, para abrir canales de comunicación entre un paciente y un terapeuta, es necesario que las identidades sonoras del paciente estén identificadas y equilibradas con las del terapeuta.
Al final, la musicoterapia contra el cáncer es una herramienta más que se puede emplear en beneficio de su bienestar emocional. Aunque jamás se debe pasar por alto que es un complemento y no un sustituto de los medicamentos.
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