En los últimos 14 años el número de defunciones ocasionadas por infarto en México se ha incrementado notablemente, pasando de 29 mil a 90 mil fallecimientos anuales, lo anterior de acuerdo con el Registro Nacional de Síndromes Coronarios Agudos (RENASICA). Desafortunadamente un estudio realizado en Australia señala que este tipo de padecimientos podrían tener una mayor incidencia entre las mujeres.
La investigación, publicada en el Medical Journal of Australia, afirma que la tasa de mortalidad del infarto al miocardio a seis meses del evento es el doble de alta en las mujeres en comparación a los hombres. Por si no fuera suficiente, este riesgo también es sustancialmente mayor para la probabilidad de sufrir otro ataque al corazón o desarrollar alguna otra enfermedad o padecimiento cardiaco.
De acuerdo con Clara Chow, profesora de la Universidad de Sidney y autora senior de la investigación, esta tasa de mortalidad se debe a que las mujeres tienden a recibir atención médica de seguimiento la mitad de las veces que sus contrapartes masculinas. Esta falta de tratamiento complementario incluye medicamentos preventivos y terapias de rehabilitación cardiaca.
Estos resultados surgieron tras analizar datos de más de 2 mil 800 pacientes, con edades superiores a los 60 años, tratados en 41 hospitales de Australia. Aunque los investigadores no pudieron identificar específicamente una razón para la discordancia entre el tratamiento que se le da por infarto a hombres y mujeres, Chow lo atañe a prejuicios inconscientes en el sistema de salud.
Otras disparidades de salud identificadas por el estudio es que un mayor porcentaje de mujeres presentaron problemas como hipertensión, diabetes, antecedentes cerebrovasculares, enfermedades renales crónicas, insuficiencias cardiacas crónicas o demencia. Todos los datos fueron obtenidos a través del Registro Nacional Cooperativo de Cuidado Coronario Agudo, Adherencia a Protocolos y Eventos Clínicos (Concordance).
La profesora Chow afirmó que este problema no es para subestimarse, pues los datos utilizados en el estudio provienen de algunos de los hospitales con mejor desempeño en el sistema de salud australiano, por lo que teme que estas condiciones sean todavía más agudas en otras regiones o centros de cuidado médico.