Para muchos médicos los estudios clínicos representan una herramienta sumamente útil e importante al momento de decidir el camino a seguir con un paciente, después de todo reúnen una cantidad de información que ningún médico podría conseguir por sí solo. Sin embargo, en el caso del cáncer de mamá, las pacientes más susceptibles a este mal están siendo dejadas de lado.
De acuerdo con un trabajo publicado en the Journal of Clinical Oncology, el cual analizó 3 tipos de pruebas realizadas por los científicos en pacientes con cáncer de mama entre 1985 y 2012, el porcentaje de mujeres mayores de 65 años que tuvieron participación en alguno de estos estudios fue de apenas el 17 por ciento, dato que ha preocupado a los oncólogos, pues es precisamente en este rango de edad donde más casos se presentan y donde más alta es la mortalidad.
Como médicos y especialmente en el mundo de la oncología confiamos en las pruebas clínicas para saber cómo debemos tratar a nuestros pacientes. Cuando no contamos con buena información podemos llegar a sentirnos un tanto perdidos”, confiesa la doctora Rachel Freedman, autora del trabajo y médico en el Instituto de Cáncer Dana-Farber de Boston.
El análisis realizado por los investigadores se centró en la forma en que fueron reclutadas las participantes en pruebas adyuvantes, neoadyuvantes y de cáncer de seno metastásico entre 1985 y 2012, así como la forma en que éstas cambiaron con el paso del tiempo.
Así, los investigadores descubrieron que en el caso de los tratamientos adyuvantes la probabilidad de reclutar mujeres más grandes se elevó en 4 por ciento de forma anual, mientras que en el caso de las terapias neoadyuvantes y terapias para cáncer metastásico la probabilidad ha ido decreciendo con el paso de los años.
Asimismo, los investigadores se percataron que las participantes de edad más avanzada tendían a estar más enfermas que las personas más jóvenes y se retiraban de las pruebas de forma más anticipada.
El punto es que estamos haciendo un mal trabajo. Nuestras estrategias actuales están fracasando”, sentenció la doctora Freedman.
Sin lugar a dudas resultados tan poco halagüeños se presentan como una área de oportunidad para realizar la investigación manera local, algo que sin duda hace falta en México y buena parte de los países de Latinoamérica.