Las grasas han sido demonizadas durante años, pero la realidad es que no todas son perjudiciales. De hecho, son esenciales para el organismo, ya que aportan energía, ayudan a la absorción de vitaminas y contribuyen a la salud celular. A continuación, desmontamos algunos mitos y verdades sobre estas y te contamos cuáles debes consumir y cuáles evitar en tu dieta diaria, para que así tu salud no se vea resentida.
Mito 1: Todas las grasas son malas
Falso. Existen algunas saludables y otras que sí pueden ser dañinas. Es importante conocer la diferencia para elegir las mejores opciones.
Mito 2: Comerlas te hace engordar
Falso. El aumento de peso ocurre cuando hay un exceso calórico, independientemente de si proviene de grasas, carbohidratos o proteínas. Consumir las saludables en porciones adecuadas puede incluso ayudar a controlar el peso al generar saciedad.
Verdad: Las grasas trans son peligrosas
Las trans, presentes en productos ultraprocesados como margarinas, frituras y bollería industrial, aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Es recomendable evitarlas por completo.
Verdad: Las saludables son esenciales para el cuerpo
Las insaturadas, como las presentes en el aceite de oliva, aguacates, frutos secos y pescados grasos (salmón, atún), son fundamentales para la salud del corazón y el cerebro.
¿Cuáles consumir?
Opta por fuentes naturales saludables como:
- Ácidos grasos monoinsaturados: Aceite de oliva, aguacate, almendras.
- Ácidos grasos poliinsaturados: Nueces, semillas de chía, pescados ricos en omega-3.
- Saturadas en moderación: Presentes en productos como el coco y los lácteos enteros, pueden formar parte de una dieta equilibrada si se consumen con moderación.
¿Cuáles evitar?
- Grasas trans: Margarinas, productos ultraprocesados, comida rápida.
- Exceso de grasas saturadas: Carnes procesadas y frituras.
No se trata de eliminar todas las grasas, sino de aprender a elegir las más beneficiosas. Una dieta equilibrada incluye grasas saludables en su justa medida para promover un bienestar óptimo.