Los procedimientos de mínima invasión ofrecen diversos beneficios por encima de la cirugía tradicional abierta, desde un menor índice de complicaciones hasta una recuperación más rápida. Estas ventajas se hicieron evidentes con la llegada de la laparoscopía al escenario de la cirugía general al final de la década de los ochentas.
La minilaparoscopía fue introducida en 1994 por Sir Albert Cushieri, al utilizar un mini-trócar y una lente de menos de 3 mm para efectuar una laparoscopía exploradora como alternativa al lavado peritoneal, en pacientes con trauma abdominal contuso. Su uso fue popularizado por cirunajos como Michele Gagner y Peter Goh. Sin embargo, los cirujanos de esa época no la adoptaron como técnica estándar debido a la ineficiencia del instrumental y a su alto costo. Su resurgimiento tuvo lugar en 2010, cuando el profesor Gustavo Carvalho diseñó los trócares de baja fricción, lo cual revolucionóla técnica, y la situó como una de las mejores alternativas en cirugía de puertos reducidos.
Desde entonces, la minilaparoscopía es considerada como uno de los procedimientos de mínima invasión con mayor impacto en cirugía abdominal, ya que tiene, entre otras ventajas, la particularidad de utilizar incisiones de entre 1.5 y 3 mm, en comparación con laparoscopía convecional que utiliza de 5 y 10 mm. El beneficio estético es evidente – casi no deja marca en el paciente – pero las ventajas van más allá de esto.
En primer lugar, el trauma quirúrgico a la pared abdominal es menor; consecuentemente existe menos inflamación, reduciendo el tiempo de recuperación del paciente. Con esto también se reduce la posibilidad de que ocurra una infección del sitio quirúrgico. Además, al igual que en una cirugía laparoscópica, la convalecencia post-operatoria y los tiempos de hospitalización se reducen notablemente. Esto representa un beneficio importante para la salud y para las finanzas de los pacientes.
Para los cirujanos, la minilaparoscopía también presenta enormes beneficios. Una gran ventaja de este método es que la sombra óptica que produce el instrumental de minilaparoscopía es significativamente menor a la producida por el instrumental de 5 mm, por lo que podemos tener un campo de visión muy amplio. Además, al ser los instrumentos más pequeños, el laparascopio puede aproximarse en buena medida a nuestro objetivo y nos brinda una visión muy detallada de la anatomía quirúrgica, y nos permite llevar a cabo el procedimiento quirúrgico con gran seguridad.
Otra gran ventaja de este tipo de cirugía es que los instrumentos que empleamos no tienen ni válvulas mecánicas, por lo cual no producen fricción, lo que facilita que los movimientos sean muy precisos.
Por esta y todas las razones mencionadas anteriormente, consideramos este procedimiento como el método ideal para la realización de varios tipos de cirugías, como simpatectomías, colecistectomías, reparación de hernias inguinales y apendicectomías, entre otras.
Hoy en día, la minilaparoscopía es una herramienta segura y eficiente, que nos ofrece un sinfín de posibilidades para mejorar nuestros procedimientos y habilidades quirúrgicas. Su efectividad y beneficios están apoyados por la evidencia, así que fortalezcamos su difusión y unámonos a la revolución de la cirugía segura en puertos reducidos.