Un equipo multidisciplinario de científicos e investigadores del Instituto Centroamericano de Estudios sobre Sustancias Tóxicas (ICEST) de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNCR), desarrolló un trabajo de investigación que reveló que los microplásticos que se desprenden de polímeros como el PET que se encuentran suspendidos en el agua de los ríos, lagos y océanos se han convertido en un espacio ideal para el desarrollo de la resistencia a los antibióticos por parte de algunos grupos de bacterias.
Sobra decir que el asunto es bastante delicado, pues como han señalado los especialistas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia bacteriana será dentro de algunos años una de las principales causas de muerte en todo el planeta; ubicándose por encima del cáncer e, incluso, la diabetes mellitus.
Con esto en mente y a la luz de la información publicada en la revista médica y científica Environmental Pollution, los ecosistemas acuáticos, sumados a la presencia de la contaminación y los microplásticos incrementan el intercambio de genes de resistencia antibiótica entre las bacterias, lo que podría tener un impacto negativo sobre la salud humana.
En este sentido, como bien se ilustra en la información publicada por el periódico La Nación, el trabajo de investigación evidenció que los microplásticos también podrían contribuir en alterar las cadenas alimentarias y por ende, el equilibrio en los ecosistemas acuáticos.
¿Por qué sucede eso? A los microorganismos les encantan las superficies y el microplástico es una de ellas. Por esa razón, cuando este llega a un cuerpo de agua, las bacterias se adhieren a él y forman una biopelícula en la que pueden estar más cerca una de la otra.
Las biopelículas son microecosistemas donde (las bacterias) intercambian comida, se comunican y comparten genes.Es decir, al plástico se le adhiere materia orgánica y esta atrae a las bacterias para pegarse a él. En realidad funciona como un sustrato”, aclaró la Dra. María Arias, una de las principales responsables del trabajo de investigación.
La advertencia de la OMS
Esta no es la primera vez que se habla de los peligros que tienen las micropartículas que se desprenden del plástico ya que, tal y como fue publicado el pasado 15 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre las implicaciones de estas nanopartículas presentes hasta en el agua embotellada.
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