Cada año se registran más de 35 mil fallecimientos en nuestro país a causa de traumatismo craneoencefálico, por lo que es considerada como una de las 5 principales causas de muerte en México. En ese sentido, una forma de brindar tratamiento a quienes sufren de un accidente violento es mediante una cámara hiperbárica y aunque muchos lo desconocen, México cuenta con la cámara de este tipo más grande de América Latina… aunque se encuentra abandonada.
Todo inicio en el 2009 cuando el gobierno de Yucatán adquirió una cámara hiperbárica que serviría para atender simultáneamente a 20 pacientes de al menos 18 patologías, entre ellas diabetes, cáncer, descompresión, quemaduras y traumatismos, la cual fue colocada en un edificio a un costado del Hospital General Agustín O’ Horan en Mérida, el cual sería remodelado para convertirlo en un centro de salud.
El costo de la cámara y el edificio fue de 80 millones de pesos, pero de manera incomprensible, la obra se dejó a medio construir y desde entonces ha permanecido abandonada, por lo que la moderna cámara hiperbárica de 10 metros de largo y 36 toneladas de peso fue instalada pero jamás ha sido utilizada, lo que ha provocado el enojo de la comunidad médica de la entidad.
En ese sentido, también trascendió que la unidad médica incluiría áreas de traumatología, terapia intensiva, tomografía, un quirófano y zonas de esterilización, además de que originalmente se aseguró que la cámara hiperbárica reduciría en un 40 por ciento las amputaciones a diabéticos y los injertos en personas quemadas, pero a la fecha nada de eso ha podido comprobarse porque jamás se terminó la obra.
Por desgracia no es el único caso del mismo tipo porque el año pasado se dio a conocer que Ernesto Echeverría Aispuro, ex titular de la Secretaria de Salud de Sinaloa (SSS), desvió dinero del presupuesto estatal y dejó inconclusas diversas obras de centros médicos en la entidad.